28/05/2023
Ya sé que es domingo de elecciones y debería de ir a votar, pero no creas que me apetece mucho. Es un día casi veraniego y ni siquiera la enfermedad me lo impide esta mañana. Ni esa dana que anunciaban aquí, en el Val, me sirve de disculpa. Ma***to día medio gris que me obliga a refugiarme en mis quimeras.
Es que hoy me he reencontrado con la tristeza. El prestigioso Dr. Lamas, mi amigo de viejas guerras, la llamaba el umbral de la depresión.
Como no quiero caer en el pozo me tomo la pastilla de cuando era joven; es decir, reviso los vinilos y pongo en el plato a los Credence Clearwater Revival de mis treinta, para que suene aquel Proud Mary que me conquistaba con su ritmo.
Me levantaba de la silla, en aquel locutorio 4×4 de la Radio Popular lleno de humo por culpa de mis Ducados. Y me ponía a bailar.
Manolo Vilas Rial se reía al otro lado, en la pecera de los aparatos… Luego me reía yo de mí mismo y le hablaba a mi gente con diferentes tonos de voz. Eran los efectos de mi pastilla de la felicidad, aquella que compartía con todos.
La música siempre fue mi cómplice. Me ayudaba a comprender mejor la noche, aunque volviese a llover tras los cristales de la emisora.
A VER SI SE ENTERA, SEÑOR MOURIÑO.
Ya puede estar usted contento, presidente, porque tiene una magnífica sede y una gran ciudad deportiva. Según Tebas es usted el mejor gestor del reino, pero nuestro R. C. Celta puede caer esta tarde en el abismo del descenso. ¡Ay! Será usted un excelente inversor, pero no tiene ni idea de gestión deportiva y por lo que parece, quienes le acompañan en este viaje, tampoco son unas lumbreras.
Con usted los celtistas hemos perdido la pasión por el club con el que, domingo a domingo, nos hemos hecho mayores. En Balaídos hemos reído, cantado y hasta llorado, pero lo peor que nos puede pasar es que, tras haber vivido el nirvana futbolístico, hayamos caído en el pozo de la indiferencia.
Y es desde ahí, desde la indiferencia, desde donde la mayoría de los celtistas sufriremos esta tarde la amenaza del descenso a segunda división en donde nos reencontraremos con el Racing de Ferrol, cuyo engranaje es un ejemplo que usted debiera seguir.
Dice usted que ahora el club está a la altura de la ciudad. Siempre lo estuvo e incluso paseó su nombre por la gloria deportiva. Lo que pongo en duda es que vuelvan aquellos días felices con usted de dueño y señor.
Los celtistas llevamos 17 años seguidos tragándonos su ineptitud que repercute directamente en el rendimiento del equipo. Estamos hartos y humildemente le pedimos que deje de echar la culpa de los fracasos a los entrenadores y a los futbolistas: asúmala usted mismo y deje la gestión deportiva en manos de profesionales y no de esa gente que le ríe las gracias.
Haga eso y luego disfrute de su dinero y de su torre de oro, con la que destrozó un espacio natural, un bien común de todos los vigueses y de todos los mosenses, gusten o no del futbol.