17/03/2020
(Por Car)
Volvemos de a poco a esto de las redes. Nos tomamos un tiempo para nosotros, un poco porque sentimos la necesidad y otro poco porque, inconscientemente, no pudimos hacerlo de otra manera
Repasando. Desde la ultima vez por acá pasaron muchas cosas: nos mudamos de país, llegamos a la ciudad donde ahora vivimos, viajamos a otra a tramitar los papeles de residencia, volvimos, nos reencontramos con amigos, buscamos trabajo, retomamos clases de inglés, paseamos (poco), discutimos (unas cuantas veces), nos contuvimos uno al otro (otras tantas), uno de nosotros volvió a viajar por trámites, el otro empezó el gimnasio, soñamos nuevos viajes juntos, imaginamos viajes por separado, seguimos buscando trabajo, pensamos en proyectos, pensamos en volver a estudiar, cumplimos 9 años juntos, caminamos por la playa, pedimos deseos, brindamos unas cuantas veces (y algunas sin tener muy en claro el motivo), uno de nosotros volvió a viajar por tramites. En el medio de todo esto, apareció un virus, por momentos la cosa parecía acomodarse, tuvimos algunas entrevistas de trabajo, pero el virus creció más que las posibilidades de conseguir esos puestos.
Hace una semana escribía: “No sé si hay alguna forma de transmitir la ansiedad que genera todo esto, pero el simple hecho de buscar más palabras en mi cerebro me resulta demasiado agotador para este momento.”
Hoy, este virus y la situación mundial en la que estamos se ganó más atención y logró que la ansiedad que sentíamos por nuestra situación personal, se convierta en un deseo inmenso de que todos tomemos conciencia de la importancia de pensar en el otro, de actuar en consecuencia, de cuidarnos y de mantener la calma..
Estamos en España, uno de los países más afectados por el COVID-19, estamos en aislamiento, afuera llueve ...y donde vivimos casi nunca llueve, es que la naturaleza ya no sabe cómo pedirnos que paremos un poco, que nos quedemos en casa, que nos cuidemos, que cuidemos al de al lado.