28/06/2024
50 AÑOS EN EL MAGISTERIO, UNA VIDA DEDICADA A LA EDUCACIÓN LA DE VICENTE MALDONADO SÁNCHEZ
POR DAGOBERTO RODRIGEZ OLEAS
“Aquí, en esta mi casa, de las calles Cañar y Carchi ciudadela Rosa María, he de morir, de Milagro no me voy jamás” me dijo una tarde del 2019, en una visita que le hicimos con Pedro Barzola Gómez.
Era sólo un jovencito de 20 años con muchas aspiraciones que salía de su tierra natal Azogues, en la provincia del Cañar con rumbo a la capital de la república, sus padres lo enviaron para que estudie el bachillerato en el Normal Juan Montalvo, de ahí salió con el título de profesor normalista.
Para trabajar escogió la ciudad de Milagro, famosa por aquellos años productora de la rica piña y sonaba por todos lados por el nombre del ingenio azucarero Valdez.
Soltero, lleno de ilusiones, no había querido regresar a la tierra que lo vio nacer, quiso venir a la costa, quería sentir el sabor tropical, el ambiente costeño. Le gustó, acá se enamoró, se casó, fue padre de familia, suegro, abuelo, amigo y una institución en lo educativo.
Su primer amigo que tuvo en Milagro fue Ecuador Martínez Collazo, gloria del relato deportivo en el país. Hicieron una amistad formidable. El mismo don Ecuador lo recomendó para que trabaje en la escuela Franciscana San Antonio.
Con los de sotana solo estuvo un año, don Ecuador habló con el presidente del Concejo Cantonal y logró que Vicente Maldonado ingrese a trabajar en una escuela municipal, llamada “Batalla del Pichincha”, ubicada en la vía a Mariscal Sucre.
En almacén Record de don Segundo Guevara López, ubicado en García Moreno y Bolívar compró a crédito una bicicleta marca Bianchi, de color verde oscuro con parrilla, ese era su caballito de acero. De Milagro salía a las cinco de la madrugada y regresaba a las ocho de la noche, eran dos jornadas en escuelas y colegios por aquellos tiempos.
En una escuela de Lorenzo de Garaicoa trabajaba Martha Méndez como docente, en esos años se decía “señorita o señor”, nada de licenciado o profesor. Los educadores rurales organizaron una programación.
Ahí la conoció, los piropos, el coqueteo, se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijos, Richard y Betty, ahí en ese núcleo familiar también vivió John Maldonado, su padre Jorge, hermano de Vicente había fallecido y pasó a formar parte de la familia Maldonado Méndez, hoy, John es un prestigioso ingeniero eléctrico.
Con don Humberto “Chicho” Centanaro hizo una amistad entrañable, fueron amigos de verdad. Como director de la escuela Eugenio Espejo consiguió todo lo que se propuso a través del Municipio.
Aulas, canchas deportivas, salón auditorio, bar, sanitarios, patios, la nueva escuela donde hoy funciona. todo lo que tiene la escuela es de las gestiones de este hombre que hoy, a estas horas, está junto al Todopoderoso.
Mas de 45 instituciones de Milagro y la provincia le han rendido homenajes, reconociendo su aporte a la educación, formación y preparación de los niños. El Congreso Nacional, el Municipio de Milagro, el Consejo Provincial le rindieron grandes homenajes.
Hoy ya no está, pero miles y miles de milagreños sienten su partida, de ahí salieron dos rectores de la Universidad Estatal de Milagro, Jaime Orozco Hernández y Fabricio Guevara Viejó y cientos de profesionales que estudiaron en la Eugenio Espejo. Adiós maestro y amigo de siempre.