02/08/2024
30 años de la CIPOML, Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas
Proclama comunista a los trabajadores y pueblos
¡Mientras haya explotación del hombre por el hombre, y el capitalismo destruya la existencia verdaderamente humana sobre la tierra, habrá lucha!
¡Mientras imperialistas y burgueses opriman a las naciones débiles, a los pueblos indefensos, habrá lucha!
¡Mientras los trabajadores y los pueblos del mundo aspiren a transformar la sociedad actual, cambiarla en su beneficio, y por ello vencer o morir, habrá lucha!
En oposición a las prédicas conciliadoras de los capitalistas, de que obreros y patronos tienen los mismos intereses, ratificamos la tesis marxista de que la lucha de clases, en las sociedades dividas en clases, es el motor de la historia.
La lucha de clases no terminará hasta lograr los más altos y generales objetivos que los trabajadores y los pueblos se han propuesto: construir, sobre las ruinas del capitalismo el socialismo y el comunismo.
En las últimas décadas, el movimiento comunista y obrero ha sido duramente golpeado. El proceso de restauración capitalista que se generalizara partir del XX Congreso del PCUS, y que culminara con los acontecimientos de Europa del Este, de la ex-URSS y la traición en Albania, etc., son parte de la acción del imperialismo, de las fuerzas reaccionarias, revisionistas, pro-capitalistas. Las limitaciones históricas, la inexperiencia, la falta de desarrollo de la teoría, la subestimación de las contradicciones propias de la sociedad capitalista, la burocratización y el aislamiento del Partido Comunista de las masas, etc. no permitieron que los comunistas, la clase obrera y los pueblos defendieran sus conquistas y evitaran la restauración capitalista. No fuimos capaces de impedir el surgimiento de una nueva burguesía que, con la máscara de “socialista”, tomo el poder y destruyó el socialismo. Pero estos golpes, estas derrotas no significaron el fin de la historia.
Tras la última y general embestida del imperialismo y del capitalismo, que pretende no dejar piedra sobre piedra del Marxismo leninismo, del Socialismo científico, del Comunismo, de la Revolución proletaria, del Antiimperialismo, nos hemos vuelto a levantar en todos los continentes. Los comunistas nacemos en cada huelga obrera y los pueblos por libertad y democracia, en cada revuelta juvenil, en los núcleos guerrilleros. Nos reorganizamos, nos unimos, sacamos lecciones de lo sucedido, y seguimos avanzando.
Mientras no hayamos cumplido nuestra misión histórica, no cejaremos en nuestro empeño.
Somos millones de seres en lucha. Los trabajadores seguimos siendo los fundamentales productores de toda la riqueza, en cualquier parte y bajo las más diversas condiciones de desarrollo de los medios de producción. Nada, en esencia, habrá cambiado mientras otros vivan de nuestro sudor y no hayamos logrado transformar esta sociedad en otra, de tipo superior.
¿Qué invento, qué revolución técnico- científica puede desplazarnos como eje principal de la sociedad contemporánea? Todos los adelantos y descubrimientos científicos y técnicos no cambian en lo absoluto la naturaleza del proletariado, ni tampoco evitan que los medios de producción sigan en manos de los capitalistas. La riqueza producida por nuestro trabajo ha sido y es la base material para todo el desarrollo tecnológico y científico.
La lucha de clases no puede ser abolida ni desaparecida mientras exista la propiedad privada sobre los medios de producción. Empero, debemos tomar en cuenta estos nuevos avances técnicos y científicos, aprender a manejarlos y a utilizarlos a favor del pueblo, de la revolución.
Ninguna otra clase o capa social puede cumplir con esos objetivos. Esta es una tarea del proletariado, que es la clase más revolucionaria de la sociedad, con alto espíritu práctico, capaz de unir y dirigir a otras clases y capas explotadas en la lucha contra el capital.
Estamos presentes y activos en la época contemporánea. La clase obrera y los pueblos no hemos dejado un instante de luchar por nuestros objetivos. Nada sustancial de la época, definida por Lenin, ha cambiado. Esta sigue siendo la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Todos los hechos acaecidos desde la Revolución de Octubre en 1917, la Segunda Guerra Mundial, la derrota del fascismo, la liberación del mundo colonial, las revoluciones en China, Vietnam, etc. así como los avances que tuvieron lugar en la construcción del socialismo; la ultima embestida imperialista, y la actual situación de lucha de los pueblos, ratifican las tesis leninistas sobre la época que vivimos. ¡Las contradicciones fundamentales de la época siguen vigentes!
Los imperialistas y burgueses atacan furiosamente al Marxismo-Leninismo y proclaman su caducidad. Preguntamos: ¿Si esta teoría es inservible, por qué atacarla tan denodadamente? Sencillamente, porque saben que esa teoría es actual y tiene vigencia. El Marxismo-Leninismo se basa en el desarrollo continuo del conocimiento científico, en la experiencia del desarrollo social, en el pensamiento humano progresista, es una teoría de carácter revolucionario que representa los intereses históricos del proletariado y de toda la humanidad; avanza dialécticamente, rompe barreras, engendra lo nuevo.
Los Marxistas-leninistas estamos conscientes de ciertas debilidades en la comprensión, aplicación y desarrollo del Marxismo-Leninismo. Se trata de limitaciones nuestras que las vamos a superar. La experiencia histórica ha demostrado la validez, la vigencia, la vitalidad del Marxismo-Leninismo. Si hay ideologías y teorías caducas, obsoletas, que pertenecen al pasado, estas son las de la burguesía. El marxismo Leninismo es presente y es futuro.
De acuerdo con sus intereses de clase, los revisionistas y oportunistas de toda talla deforman estos enunciados del Manifiesto Comunista, y sacan conclusiones anticomunistas, quieren preservar su condición de “grandes dirigentes”, sus privilegios, quieren manejar al movimiento obrero para impedir que los trabajadores tomen el destino en sus propias manos, y así sirven a la burguesía, causando grave daño a la clase obrera. Por el contrario, los comunistas luchamos contra estas desviaciones, ponemos a un lado a estos sirvientes de la burguesía y ayudamos a la clase obrera a apoyarse en sus propias fuerzas y avanzar.
El revisionismo constituye un peligro para el proceso revolucionario, para el Partido Comunista, y para la construcción del socialismo. Es una tarea indispensable combatir el revisionismo de todo tipo y en todos los terrenos. Es un peligro contra el cual no se puede relegar o menospreciar la lucha.
Debatir sobre estas cuestiones, tomar posición sobre ellas, establecer qué es lo que nos corresponde hacer ahora es inevitable, necesaria, urgente lucha ideológica en el campo de la ideología revolucionaria para vencer la embestida de la reacción. Ningún comunista, ningún partido vanguardia de la revolución puede temer estos enfrentamientos de concepciones e ideas. Que se abra el debate, hay que afrontar ideas, análisis, experiencias, lecciones, razones, para llegar a conclusiones que nos permitan avanzar. Los hechos son tozudos, dijo Lenin, y la tozudez de los hechos nos exige ser leninistas.
Hemos creado a nuestros partidos en el fragor del combate, a golpes contra el revisionismo y el oportunismo los cuales, con su degeneración ideológica y traición política, han sido los principales responsables de los daños causados al movimiento comunista y obrero internacional.
Los partidos comunistas son instrumentos indispensables para ORGANIZAR la revolución en cada uno de nuestros países. Somos en conjunto, la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas, la verdadera alternativa de los pueblos. La llama de la revolución proletaria y la esperanza de los pueblos sigue en manos de los comunistas.
Concebimos que las masas son -deben ser siempre y en todos los terrenos- las protagonistas de la historia. Solo cuando los partidos comunistas se han burocratizado, degenerado ideológicamente, y han perdido su carácter de vanguardia revolucionaria al servicio de la clase obrera y los pueblos, estos les han dado la espalda. Los proletarios y los comunistas, los trabajadores y los pueblos, jamás debemos romper los lazos que nos unen. Con la clase obrera y los pueblos, los comunistas luchamos por sus intereses, con ellos debemos y podemos conquistar el poder, con ellos debemos construir cualquiera de las formas de la democracia popular, de dictadura del proletariado, el estado socialista, construir el socialismo y avanzar.
El imperialismo ha sido, y siempre será, fuente de guerras de agresión y de rapiña. En los últimos tiempos, Irak, Panamá, Yemen, Ruanda, Somalia, la ex Yugoslavia, la ex URSS, Haití, etc. han sido escenarios de guerras de agresión, de guerras racistas, reaccionarias. Denunciamos el verdadero carácter de esas guerras.
Hay que organizar y sostener la movilización popular en contra de esta política imperial guerrista. Los trabajadores, los comunistas, los pueblos estaremos a la cabeza de estas luchas. La revolución requiere la unidad y la acción de la clase obrera y los pueblos. Los comunistas debemos ser artífices. La unidad es toda la concepción y la práctica que debe desarrollarse. Las alianzas son necesarias. Para establecerlas necesitamos, ante todo, contar con las fuerzas propias, unirnos con otras fuerzas, practicar la política de alianzas con objetivos revolucionarios. Podremos contraer compromisos que no conlleven concesiones de principio. Estos compromisos jamás pueden hacernos olvidar que la lucha de clases sigue vigente. Luchamos por la revolución. Reivindicamos la violencia revolucionaria como la vía para conquistar el poder. Esto nos exige aprender a emplear todas las formas de lucha.
Ratificamos nuestra decisión de mantener alta la bandera del Marxismo Leninismo, de luchar por su aplicación, de convertir nuestros partidos y organizaciones en una alternativa política y social, organizativa, a escala nacional e internacional. Nuestros partidos y organizaciones reafirman su decisión de combatir junto a la clase obrera y los pueblos, junto a los demócratas, patriotas y progresistas, para oponer a la dominación capitalista la lucha por la revolución social del proletariado.
Mantenemos vivo el espíritu de la Comuna de París, de la Revolución de Octubre, y de todos los procesos y experiencias revolucionarias, basándonos en los principios elaborados por Marx, Engels, Lenin y Stalin.
Proletarios y pueblos del mundo: La lucha continúa. Ante la nueva ola de luchas revolucionarias que se avecinan, los comunistas, los trabajadores y los pueblos debemos ser los protagonistas.
Convirtamos en hechos la consigna histórica de Marx y Engels:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Agosto de 1994, Quito-Ecuador