…‘La distancia no es mi sitio… Cómo sería estar lejos para siempre, renunciar a ese mínimo espacio de la mesa de casa a la que se acercan mis antepasados a ocupar los sitios que ahora pertenecen a mis hijos… Cómo perderme ese instante en que mi mujer ordena la mesa, que aún sigue oliendo a resina silvestre, para que no falte sitio para los que no están y puedan regresar a cualquier hora de las muc
has que posee la noche… Cómo serían mis sueños en paisajes desconocidos, con todos los gajos secos apuntando a mi corazón, que ya solo almacenaría recuerdos imposibilitados de saltar los aros de fuego porque en la lejanía han perdido veracidad… Tendría la angustia de no saber relatar mi verdad en otra lengua, como quien no sabe regresar al sitio en que tuvo un instante de sosiego, o retorna de un largo viaje a una casa que ya no existe… Sería mi culpa no aprender a escuchar lo que se describe desde otra dimensión… Ni encontraría a quién encargar el cuidado de mis recuerdos y libros, de preservar el nombre de las calles en las que nunca me perdería, de que no se derriben las casas a las que puedo acceder más allá de cualquier puerta o ventana’… …‘¿La familia?, aquel lugar donde los padres hallan el desconsuelo de las propias desilusiones en los éxitos de los hijos… Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: Padre valiente, Madre prudente, Hijo obediente, Hermano complaciente’…