26/06/2024
Jairo Arboleda, el Maestro del Fútbol Colombiano
En el inmenso firmamento futbolístico, emergen estrellas que iluminan con fulgor propio. Una de ellas es Oscar Jairo Arboleda, nacido en Tuluá el 20 de septiembre de 1947.
Conocido como uno de los mejores volantes de creación en Colombia, Jairo Arboleda (así, sin el primer nombre Oscar, como fue más conocido) se encuentra en el top 3 de los mejores volantes de creación del fútbol colombiano junto a gigantes como Carlos "El Pibe" Valderrama y James Rodríguez.
Comparaciones innecesarias no hacen justicia a su legado; cada uno brilló en su tiempo y contexto.
Los años 70 fueron testigos de su magia en el campo. Sin haber pisado una academia ni la Universidad del fútbol, sus condiciones eran innatas. Fue un gran conductor, distribuía pases con precisión quirúrgica. Para el Deportivo Cali, era “la central de inteligencia”, el cerebro que orquestaba el juego con maestría.
En su juventud, lleno de sueños e ilusiones, intentó abrirse camino en las divisiones inferiores del Deportivo Cali. Sin embargo, la suerte no le sonrió en esta cantera. Decidido a no rendirse, partió hacia Pereira, donde encontró puertas abiertas y un destino por escribir.
El paraguayo César López Fretes, visionario entrenador del Deportivo Pereira, vio su potencial en torneos aficionados y lo incorporó al equipo en 1968. En el Pereira de los paraguayos, Jairo tuvo compañeros como Claudio Lezcano, Isaías Bobadilla, y El Moncho Rodríguez. Entre los colombianos destacaban Osvaldo Calero, Víctor Campaz, Charol González, Édison Angulo y Darío López.
En 1970, su talento lo llevó de regreso al Deportivo Cali, donde ganó el campeonato bajo la batuta del entrenador Roberto Reskin. Sus compañeros de batalla eran leyendas como Pedro Zape, Henry Hurtado Valencia, Bautista, Miguel Escobar, Bimbo Viáfara, Olmedo, Nene Fernández, Gallegol Ramírez, Iroldo y Loaiza. Los medios empezaron a llamarlo "El Rey de la Creación en el Medio Campo", y con razón.
El Cali continuó su racha con presentaciones destacadas en 1971 y 1972, alcanzando el subcampeonato. Sin embargo, la vida bohemia de Jairo, su amor por las fiestas y la noche, lo llevaron de vuelta al Deportivo Pereira.
En sus distintas etapas con el cuadro amarillo y rojo jugó 121 partidos y anotó 13 goles, con innumerables asistencias que no quedaron registradas. En 1974, regresó al Deportivo Cali, ayudando al equipo a conquistar otro título.
Las historias de su vida bohemia son legendarias. Se decía que jugaba mejor embriagado que sobrio, y en más de una ocasión, directivos y entrenadores tuvieron que sacarlo de bares y billares para llevarlo directamente al estadio. Su talento era tal que, incluso en estos estados, su juego seguía siendo una sinfonía de pases y movimientos.
En el ocaso de su carrera, jugó en Portuguesa de Venezuela, Once Caldas y Deportes Quindío. En su apogeo, rechazó una oferta de Independiente de Avellaneda, prefiriendo la vida nocturna de Cali y Pereira. Fue parte de la Selección Colombia subcampeona de la Copa América de 1975 y jugó en las eliminatorias de 1978.
Sus máximos logros fueron los títulos con el Deportivo Cali en 1970 y 1974. Efraín "Caimán" Sánchez, entrenador de la Colombia subcampeona de la Copa América de 1975, decía de él: "Arboleda le ponía música al balón en cada pase que metía".
Jairo Arboleda, un jugador de talento innato, era un símbolo del fútbol bien jugado. En sus pies, la pelota no era solo una esfera; era una guitarra con la que producía música futbolística. Su carrera, aunque brillante, hubiera alcanzado alturas aún mayores con un poco más de disciplina.
Con su rutilante destreza, audaz en cada jugada, Jairo Arboleda nos enseñó que el fútbol es más que un deporte: es un arte. Sus malabares en el campo despertaban pasiones y su nombre quedará grabado en la historia como el Maestro del Fútbol Colombiano.