12/09/2024
Yo no sabía nada de mi... Al menos eso supe cuando la conocí.
No sabía que era capaz de mover montañas con mis manos, pero tampoco sabía que podían mis manos convertirse en pétalos sólo por querer tocar su piel. No sabía que la poesía podía deleitarme hasta que tuve el privilegio de admirar su desnudez... desnudez que tuve en mis brazos, desnudez que se convirtió en el lienzo en el cual plasmé la más linda de mis poesías.
La ausencia de motivos no me permitía observar más allá de mi consciencia, por ende tampoco sabía que podía enamorarme... enamorarme irónicamente de un ser tan consciente.
No sabía nada de mí hasta que me permitió saber tanto de ella.