09/11/2025
Hizo creer que era tonto, Douglas Brent Hegdahl
Esté hombre (nacido en 1946) fue un marinero estadounidense y prisionero de guerra durante la Guerra de Vietnam. Su historia es muy singular porque logró escapar de un campo de prisioneros norvietnamita de una forma poco común: fingiendo ser ingenuo e inofensivo.
Mientras otros prisioneros sufrían torturas, Hegdahl convenció a sus captores de que era un campesino sin educación que había caído al mar por accidente.
Lo subestimaron tanto que terminó obteniendo libertad para moverse por el campo, lo que aprovechó para memorizar los nombres, fechas de captura y detalles personales de más de 250 prisioneros de guerra.
Finalmente, fue liberado en 1969, y al regresar a Estados Unidos, entregó toda esa información al gobierno, lo que permitió identificar a muchos prisioneros que seguían desaparecidos.
Su inteligencia y capacidad para aparentar ingenuidad lo convirtieron en una figura muy respetada y admirada en la historia militar estadounidense.
El inicio del cautiverio
En 1967, Douglas Hegdahl tenía solo 20 años y servía a bordo del buque USS Canberra durante la Guerra de Vietnam. Un día, una explosión cercana lo lanzó por la borda. Estuvo flotando tres días hasta que fue capturado por pescadores vietnamitas y llevado al temido campo de prisioneros conocido como “El Hilton de Hanoi”.
Allí comenzaron los interrogatorios y las torturas. Pero Hegdahl, que no era espía ni soldado de combate, decidió usar la astucia en lugar de la fuerza. Fingió ser un muchacho torpe, sin educación, que apenas entendía lo que pasaba. Los captores se burlaban de él, lo llamaban “el tonto americano”, y hasta lo dejaban moverse con relativa libertad. Esa fue su mejor arma.
El método de la memoria
Los otros prisioneros vieron en él una oportunidad. Le enseñaron los nombres, grados militares, fechas de captura y detalles personales de cientos de compañeros. Pero no podía escribir nada, así que inventó un sistema para recordarlo todo.
Hegdahl adaptó una canción infantil muy popular en Estados Unidos:
🎵 “Old MacDonald Had a Farm” (la del “ia-ia-oh”).
Usando la melodía, transformó los nombres y datos de los prisioneros en una especie de canción rimada. Así, cada verso correspondía a un prisionero:
“Con el capitán Smith aquí, capturado el diez de abril,
y el teniente Jones allá, con una historia que contar…”
Cantaba en voz baja todos los días, una y otra vez, hasta que cada dato quedó grabado en su mente. Era una forma simple, pero increíblemente eficaz: la música ayudaba a su memoria a conservar los detalles sin confundirse.
La liberación y el impacto
En 1969, los vietnamitas decidieron liberar a algunos prisioneros por razones de propaganda. Hegdahl fue uno de ellos, precisamente porque lo consideraban “tonto e inofensivo”. Antes de partir, los demás presos le rogaron que recordara todo lo que había aprendido y contara al mundo lo que ocurría allí.
Cuando regresó a Estados Unidos, los oficiales no podían creer lo que había logrado: recordaba 256 nombres, fechas exactas y circunstancias de captura. Toda esa información fue verificada y resultó 100 % precisa.
Gracias a él, el gobierno estadounidense pudo confirmar la identidad de muchos prisioneros y desaparecidos.
Douglas Hegdahl fue un hombre común que usó la ingenuidad como escudo y la memoria como arma.
Su hazaña demuestra que la inteligencia y la creatividad pueden ser más poderosas que la fuerza.