01/09/2025
La verdad pensional
PROMETER Y ENGAÑAR, ¿ES LO MISMO?
Por GABRIEL ÁNGEL ARDILA
Creerás que dejar las cosas como van, donde el vivo vive del bobo, es inevitable. Pero pensar lo contrario, que los bobos ahora viven de aquellos, es lo que esos merecían. Unos y otros continúan causando el desequilibrado manejo del mundo de hoy, porque las cosas son así y el mundo no marcha como debiera. Y, ya de acuerdo y ya sintonizados, digámonos la verdad: ¿sabemos qué queremos y para dónde vamos?
Cuando se trabajó toda una vida, lo lógico fuera obtener una pensión y las protecciones indispensables para poder morir en paz. O sin los agobios o las hambres actuales. Algo de los vivos que diseñaron el sistema pensional colombiano no marcha como debiera. Resultaron sirviendo en bandeja sus esfuerzos y todo su trabajo de muchos años, para los recién llegados que hallan ahí sus golosinas, no solamente para superar hambres, sino nadar en su plena felicidad de costosísimos vicios, a costillas de los dividendos arrancados de ventajas marginales dadas a su favor por los creadores del sistema pensional.
Si hacen cuentas, descubrirán lo mucho que obtienen los intermediarios en el logro y administración de las cuotas pensionales, desde el enredista que abre las oportunidades para nuevas demandas, sobre los resquicios viciosos del sistema. Es la subienda de oportunismos derivados del liberalismo económico (salvaje capitalismo) para usar y abusar de los vivos, viviendo los nuevos bobos como príncipes de califato, emirato o viejo reino petrolero, desde el patio subdesarrollado de cualquier pueblo improductivo, desprovisto de reservas de oro negro o del manejo de monedas duras. Milagrosamente se abastecen de muy caros vicios y costumbres, que los asesorados para una mísera pensión, jamás imaginaron patrocinar.
¿Nadie ha sumado de todo lo desembolsado por pensiones cuánto dieron a los pleiteros por su intermediación? Primero a los abogados, pero luego a los que dificultaron ese ascenso por una escalera de baches y pasos inesperados, llena de “oportunidades” para esos chulos que saquearon hasta el fondo el desmirriado sistema. La informalización de todo, desde el acopio y administración caótica de aportes pensionales, su contabilización y todos los vicios por donde se filtran datos al antojo del marrullero que definirá con absoluta discrecionalidad a quién dar o a cuál negar el derecho pensional, es cuenta infinita. Y todo legalizado. Es un sistema ¡hecho para los vivos!
Solo un gran vivo que yo conocí, se hacía asesorar de un b***o; no apenas para las cargas de plata, sino para “hacer circular su prosperidad”… ¡Quién sabe con qué clase de burradas! Pero era genial cómo le daba cuerda, arriaba por caminos impensados e impensables y ambos parecían felices. La desgracia mayor es que no vivió para contarlo y el b***o apenas sirvió para cargar, de lejos, unas silletas de flores al sepelio del vivo… Su viuda, ¿recogería las cargas de esa prosperidad?
Tal vez otro sistema pensional venga a suplir estas dolencias, que tampoco están en el fallido sistema chileno, al que por aquí prenden tantas velas.