20/07/2021
Vivir la fe, la salvación, es un acto personal que se puede compartir en comunidad (y además creo se debe), pero que quede claro, es personal, no es la iglesia una fábrica cristianos uniformes, constituimos un cuerpo de formas y funciones distintas, ninguno con un conocimiento inobjetable sobre la verdad, todos con una leve revelación de lo que es Jesús, miramos un pequeño reflejo de su gloria, nada más.
Mucha de nuestra fe definitivamente sujetada a nuestra cultura, nuestras experiencias y vivencias, ser solo escritura o ser solo experiencia es ignorar que somos humanos, que sentimos y que es imposible aislar nuestros sentimientos de nuestra interpretación.
Hemos traído conceptos culturales a nuestra fe, nos aferramos a ellos con más fuerza que a la misma palabra, nos decimos celosos de la doctrina y defendemos formas de interpretación sujetas a nuestra forma de ver la vida, somos fariseos quienes nos pensamos dignos de perdón por una oración de fe, por pasar al frente, por cambiar la forma de vestir, de hablar, de comer, beber, de disfrutar.
No me malentiendas, muchos de esos cambios son sanos (y en ocasiones necesarios) pero mucho sino es que la mayoría no están sujetos a la palabra sino más bien a nuestros gustos y así deberíamos reconocerlos, hay comunidades de fe de "sana doctrina" para casi todos, pero queremos que aquellos que decidieron no pertenecer a la nuestra entiendan la fe igual que nosotros cuando esa es la razón por la cual no están con nosotros, entienden la fe de manera distinta, la vestimenta que coman o beban no les es trascendente.
¿Cuál debería ser nuestra respuesta? predicar a Cristo, defender la fe cuando sea atacada, procurar extender el reino de los cielos, manifestar el amor de Jesús en las calles.
¿Cuál es nuestra respuesta? Señalar, pensarnos mejores o al menos el no estar tan equivocados como aquellos, claro nos reconocemos pecadores pero esos como mínimo lo son más que nosotros, de pronto no lo decimos, pero lo pensamos.
Y queremos sacarlos de su ignorancia.
Recuerda lo único que aportas a la salvación es tu pecado, todo el mérito, la gloria y la honra es para aquel que murió en la cruz el decide quien entra y quien no.