28/01/2024
Escribe José Miguel Farías:
En menos de cuatro meses me graduaré de la Maestría en George Town. Reflexionando estos días, no niego que me llena de orgullo ser el único venezolano de una cohorte de más de 250 personas, tomando como base la crisis en la que venimos. Pero a la vez, es un llamado de atención para hacer lo posible para que esta situación mejore para nosotros.
Es por eso que le digo a cualquier persona que me lea y que esté en algún momento de su carrera interesada en hacer una Maestría en esta o en cualquier otra universidad de Estados Unidos, que no dude en escribirme. De aquí en adelante espero siempre tener tiempo para hablar sobre mis procesos y recomendaciones, los retos que enfrenté y las formas en las que sea que pueda ayudarlos.
Evidentemente, como ya saben, para nosotros es hoy un reto gigantesco por todo lo que envuelve al país: crisis social, éxodo masivo, debacle económica, con condiciones pésimas que hacen prácticamente imposible tener buenos ahorros, así como opciones de financiamiento inexistentes, que las hay acá para estudiantes internacionales, pero a veces son insuficientes. Pero a pesar de todo, es posible.
Yo no vengo de una familia millonaria ni mucho menos. Y si hoy me regresaran 18 meses y me dijeran lo complejo que iba a ser, no me lo hubiese imaginado ni de cerca. Capaz incluso me quedaba en Caracas. Porque no se los niego, es bastante costoso y no sólo desde el punto de vista monetario. Pero a su vez, estoy muy contento de haberme embarcado en este viaje.
Y no por la Maestría propiamente, que para los que me conocen por autodidacta pueden acertar y sentir que para mí, más que satisfacer un reto personal, no me cambia tener un título más a pesar de las muchas puertas que abre. Sino por todo lo que engloba la experiencia: el volver a vivir afuera, salir de la zona de confort, el conocer gente de decenas de nacionalidades, las amistades increíbles que he hecho.
Para mi honestamente era una oportunidad de volver a vivir una experiencia fuera de mi país diferente a la que viví en 2017 cuando emigré por primera vez. Cuando tomé esta decisión, me decía: "Si creciste tanto trabajando ese año en restaurantes y demoliendo casas, imagínate lo que sería ahora estudiando en la mejor universidad de Washington D.C."; ese fue el incentivo y, en retrospectiva, tuvo toda la razón.
Para muchas personas, también porque se ha creado una matriz de opinión negativa al respecto, la inversión de dinero y en costo de oportunidad que significa un MBA o un MPP/MPA en estas universidades es algo que puede no hacer sentido. Mi opinión es que es muy subjetivo, depende mucho de los objetivos de la persona, de sus retos y motivaciones, y que para algunos puede ser muy valioso como para otros puede no serlo. Como todo en la vida, deben evaluarlo desde sus posiciones y su costo de oportunidad.
Como punto final y una opinión muy personal, si creo que estos dos años me han hecho mejor para ser más útil. Qué para mí siempre ha sido el fin último. Ser mejor operador, ser mejor fundador si vuelvo a crear una compañía, ser mejor estratega, ser mejor consultor, ser mejor persona, ser mejor servidor público si me llegase a tocar la oportunidad de servirle a mi país.
Y ese sentimiento es algo que espero poder ayudar a otros venezolanos a poder sentir.