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LEAN ESTA LINDA HISTORIA DELA AHIJADA DE SANTÍSIMA FLACA El aire en la viuda, Choix estaba cargado de polvo y calor. Cad...
21/09/2024

LEAN ESTA LINDA HISTORIA DE

LA AHIJADA DE SANTÍSIMA FLACA

El aire en la viuda, Choix estaba cargado de polvo y calor. Cada rincón de ese pueblo, con su sol abrasador y calles casi desiertas, parecía tener una historia que contar, pero ninguna tan obscura como la de Lùmira y su padre Borlam.

Lúmira, con sus veinte años, había desarrollado una rebeldia que desgarraba el corazón de Borlam. Era una chica de carácter fuerte, terca como una mula, y siempre hacia todo lo contrario que lo que su padre le pedia.
La relación entre ellos estaba tensa, con gritos y puertas cerrándose de golpe, cada vez que discutían. Borlam ya no sabía que hacer, ni cómo recuperar a la niña que un día había sido su alegría.

Pero lo que Lúmira no sabía, lo que jamás sospechaba, era que la SANTA FLACA había marcado su destino desde el día que nació.

Hace veinte años cuando Lúmira apenas había salido del vientre de su madre, Borlam y su esposa Yulisa estaban en la pequeña sala del hospital del pueblo. Todo era felicidad su niña era perfecta, un rayo de luz en sus vidas.

Pero esa misma tarde, mientras ambos miraban embelesados a la bebé, una figura apareció en la habitación. No era una enfermera ni una doctora.

Era una mujer alta, de piel pálida como la cera, con un vestido negro largo que se movía como si flotara. Sus ojos eran obscuros pozos de vacío y un silencio absoluto cayó sobre el lugar cuando entró.
Era la
SANTA FLACA.

--Esta niña.. -dijo la FLACA, con una voz que era susurro y eco al mismo tiempo-- es tan hermosa, tan pura. No la puedo llevar, pero quiero ser su "Madrina."

Borlam y Yulisa se miraron aterrados.

--No tengan miedo --continuó la FLACA--
Mientras yo sea su madrina, nadie podrá hacerle daño. Estaría protegida.
Pero todo tiene un precio y algun día lo pagarán. Sin dudarlo, ambos aceptaron
¿Qué padres, cegados por el amor hacia su hija, no lo harían lo mismo?
¿Qué importaba un precio que desconocían si su hija estaría a salvo?

Los años pasaron, y con el tiempo, Borlam y Yulisa intentaron enterrar ese encuentro en lo profundo de sus recuerdos.
La vida siguió su curso. Pero como suele suceder con las promesas hechas a la SALTA FLACA .

Llegó el día en que Ella regresó para cobrar.
Era una tarde cuando Lúmira tenía solo siete años.
La familia estaba cenando, cuando en la pequeña casa de adobe que compartian en la viuda Choix, cuando una ráfaga de viento frío entró por la ventana, congelando el ambiente de inmediato. Y allí, en la puerta, apareció la comadre LA SANTA FLACA.

--Ha llegado el momento -dijo, su voz inmutable
--para seguir protegiendo a mi ahijada, debo llevarme a uno de ustedes.

El silencio cayó como un yugo. Borlam no podía hablar, su cuerpo se paralizó de terror. Pero Yulisa con una calma extraña, entendió lo que tenía que hacer.
Se levantó, dio un último beso en la frente a su hija y susurró: --Te amo mi niña-
Se volvió hacia la SANTA FLACA y asintió. Sin más palabras, la SANTA FLACA tomó a Yulisa de la mano, y ambas desaparecieron. Como si nunca hubieran estado allí.

Lúmira nunca supo lo que realmente pasó, solo creyó que su madre había mu**to de repente, de un mal desconocido.

Desde entonces Borlam cargo con el Peso de aquel secreto. Intentó criar a Lúmira con todo el amor posible, pero algo en ella había cambiado con la SANTA FLACA de su madre. Se volvió más fría, más distante y ahora con veinte años, esa distancia se había convertido en una rebeldia imparable.

Era una noche como cualquier otra, cuando Lúmira regresó a casa, tarde, desaliñada y con el rostro lleno de desprecio hacia su padre.
Su rostro cansado y lleno de preocupación.

--Ya te he dicho que no me esperes -dijo Ella, con un tono hiriente.

--Lúmira, no puedes seguir así, hija. Solo quiero protegerte... -intentó decir Borlam pero su voz se quebraba.

--¡Protegerme de que! --grito ella-, ¡Ya no soy una niña. ¡no necesito que me cuides!

Borlam sintió una punzada en el pecho. Sabia que la SANTA FLACA seguia observandolo, esperando. Sentía su presencia cerca, más cerca que nunca. Pero antes de que pudiera responder, una sombra se deslizó por detrás de Lúmira.
"La comadre SANTA FLACA " había regresado
Lúmira se giró, y por primera vez en su vida, vio aquella figura alta obscura, y aterradora.
No podía moverse. Algo en sus ojos negros como el abismo la mantenía paralizada.

--Mi querida ahijada -dijo la SANTA FLACA, con una suavidad aterradora -has sido protegida por mi desde el día que naciste. Pero tu rebeldia ha llegado, demasiado lejos. Hoy aprenderás una lección.

Lúmira intentó gritar, pero no pudo emitir sonido alguno.
La SANTA FLACA dio un paso adelante y la temperatura del aire cayó bruscamente.
--Tu padre... -continuó la SANTA FLACA -- él ha hecho todo lo posible por ti, incluso cuando no lo entendías. Ha sacrificado todo, y ahora es su turno.
Lúmira, aún inmovil, vio como Borlam caia de rodillas, el terror en su rostro era indescriptible. Sabia lo que venia. Sabia que era su hora.

--No... por favor... susurró Lúmira, con lágrimas llenando sus ojos-- No lo hagas.
Pero la SANTA FLACA ya había tomado su decisión.
Con un simple gesto de su mano. Borlam cerró los ojos y cayó al suelo, sin vida.

"La comadre " había cumplido su promesa. Había protegido a su ahijada, pero siempre cobraba lo que se le debìa.
Lúmira devastada, cayó de rodillas junto a su padre. Solo entonces entendió el sacrificio que él y su madre habían hecho por ella. Y en ese momento, supo que la SANTA FLACA no era solo una figura sombría, sino también su madrina...su protectora y la portadora de su destino...
Fin.


¿Qué haría si descubrieras que la muerte te protege?

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