03/05/2023
"Manos que sanan"
Cuando era pequeña, muchas veces escuchaba a adultos hablar de alguien que sanaba con las manos, así como Jesús...
Criada en medio de muchas mujeres, entre ellas, abuela y bisabuela, esos temas místicos eran habituales en las sobremesas familiares.
Y me daba mucho miedo!!
En mi mente de niña, eso de "imponer las manos y curar enfermedades", me causaba un tremendo impacto, tanto como la historia de Moisés dividiendo el mar, o Jesús caminando sobre el agua!!
Esas historias tan inverosímiles que hablaban de inexplicables poderes superiores, simplemente me aterraban!!
Al ir creciendo, fui olvidando esos mitos y sin saberlo, yo misma me fui convirtiendo en "sanadora".
Recuerdo que siempre tuve afición a la costura.
Entre los 8 y los 12 pasaba largas horas diseñando y cosiendo ropa increíble para mi Barbie, así evadía y me "sanaba" de los episodios violentos que se vivían en casa.
A los 13 me hice mi primer vestido, escondida de mi madre, en la máquina de una amiga suya. Me costó aprender a manejar el pedal ... pero se usaban los vestidos de talle largo, todas mis amigas tenían uno y a mi aún me vestían como niñita... así que lo hice y ya!!
Ese, tal vez, fue mi primer instinto de rebeldía y sanación consciente, al desafiar el autoritarismo de mi mamá!!
Años después, cuando murió mi hijo, en medio de una depresión que hizo que se me cayera hasta el pelo, de pronto, me vi en Bandera comprando telas x kilo, y me puse a coser.
Estaban empezando a ponerse de moda los plumones o edredones acolchados y eran super caros. Y yo vi en eso una oportunidad de negocio, y me enfoqué en ello, sin imaginar cuán sanadoras estaban resultando mis manos en ese momento.
Encontré en la creación una fuente de amor y consuelo para mi alma rota.
No existía Google, así que todo lo hacía preguntando. Llegué, incluso, a comprar plástico y fabricar las bolsas de mis plumones. Y vendí muchos!!!!
Tiempo después, hice un emprendimiento de estructuras metálicas, y si bien, ahí mi foco eran los cálculos, igual me involucraba en la producción. Recuerdo, en Septiembre, fabricábamos astas para bandera, que les vendía a edificios y me tocaba ayudar a pintar. Eran 20 días de locura total.
Uff... qué tiempos esos... y nuevamente mis manos en un rol protagónico!!
Unos 20 años años más tarde, desde mi depresión post cáncer, en medio del abandono y la cesantìa, de pronto descubrí un oficio hermoso... la restauración o transformación de muebles... y entonces, sin darme cuenta, otra vez, mis manos sanando!!!
Hay algo increíblemente mágico en ello!!
Sentir que puedo devolver la vida a un mueble dañado, es lo mismo que siento en mi corazón.
Cuando comienzo a lijar y quitar sus capas de pintura, y los restos de clavos, cuando relleno los detalles con pasta, o reparo una cubierta con el enchape roto, cuando aplico las tintas o pintura, cuando escojo las telas... en todo están mis manos liderando el proceso.
Un mueble se reinventa.
Una persona queda feliz con su mueble recuperado.
Y yo, en mi cabeza, vuelvo a escuchar esas conversaciones que hablan de manos que sanan, pero ya no me da miedo!!!
He comprendido que, a lo largo de mis 52 años, siempre he tenido manos sanadoras... manos que crean y curan desde el amor, imponiéndose sobre el dolor!!
Y, los más hermoso que descubrí en el proceso es que, al igual que los muebles que reparo, aún estando muy deteriorados y fracturados, en las manos adecuadas, todos podemos descubrir una nueva vida!!
Gracias a la vida por este don!!!!
❤❤