El Rincón del escribidor

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24/11/2024

INGAVI 1841: ¡ EL CIELO HA DESPLEGADO NUESTRA BANDERA ¡
Por : Jorge Abastoflor Frey

El 17 de noviembre Ballivián movilizó el Ejército de Calamarca a Iñupampa, acortando la distancia entre sus fuerzas y el Ejército peruano, que se había hecho fuerte en la población de Viacha. El mismo día, Ballivián continuó su aproximación ordenado marchar al Ejército boliviano de Iñupampa hasta colocarse a 3 Kms. del Ejército peruano, que estaba estacionado en Viacha. El Ejército realizó la marcha en líneas paralelas, protegido por la caballería en los flancos.
Gamarra desplegó su caballería pensando que Ballivián había decidido atacarle, pero Ballivián no presentó batalla y continuó camino hacia Choquenaira. Sucedió que Ballivián recibió la información de que un Batallón peruano acudía desde La Paz para caer sobre su retaguardia. Era el plan alternativo que tenía el General Agustín Gamarra para suplir la ausencia de las tropas de refuerzo que había mandado venir desde Chucuito y Huancané, pero que se habían perdido misteriosamente en las cercanías del lago Titicaca.
Finalmente, las tropas bolivianas se detuvieron en la población de Umachúa, a un cuarto de legua de Viacha. Ballivián tomó la precaución de apoyar su flanco derecho en unas tierras pantanosas que hay en la zona.
La evolución del Ejército boliviano hizo inútiles los preparativos que había implementado Gamarra en la población. Entonces, la noche del 17 de noviembre Gamarra sacó sus tropas de Viacha, maniobrando hasta ubicar la retaguardia de su Ejército orientada hacia Calamarca. La artillería peruana, por su parte, estaba emplazada en el cerro de Santa Bárbara. Entonces, el frente del Ejército peruano quedó orientado hacia el norte; hacia las tierras pantanosas en las cuales Ballivián había apoyado su flanco derecho.
Irremisiblemente, aquellos pantanos se habían convertido en el escenario del combate por venir y su importancia habría de darle nombre a la propia batalla: Inkawi (Ingavi), que significa “ciénaga del Inca”.
LA BATALLA
Es el día 18 de noviembre, el cielo amaneció nublado y amenazaba con dejar caer su furia sobre ambos ejércitos. Temiendo que la naturaleza interviniese para quitarle su oportunidad de aplastar al Ejército boliviano, Gamarra ordenó muy temprano que sus guerrillas de avanzada comenzaran a hostigar la línea boliviana.
CENTRO DE MANDO BOLIVIANO
Ballivián concentraba su atención en el cielo, que parecía que iba a abrir sus compuertas en cualquier momento. ¡No! Esto no era bueno, pensaba Ballivián con creciente nerviosismo. Si caía un aguacero, el campo, ya de por sí salpicado de bofedales, se convertiría en un gran pantano que impediría el uso de la caballería. Y era la caballería precisamente, el arma en la que Ballivián estaba depositando todas sus esperanzas de triunfo. Ballivián observaba a sus soldados, y todos se mostraban listos y ansiosos de entrar en combate. La moral estaba alta entre los soldados y si el cielo ayudaba, en esa fuerza residía la oportunidad de una victoria.
El cielo comenzó a despejarse. Ballivián suspiró de alivio. ¡No habría aguacero! Pero la tranquilidad duró muy poco. Al disiparse las nubes el cielo desnudo mostraba al sol rodeado de un anillo de fuego. ¡Un parhelio! Entonces Ballivián escuchó un tenue cuchicheo, que pronto fue convirtiéndose en un murmullo generalizado en el Ejército boliviano, hasta que el Comandante en Jefe boliviano captó lo que estaba temiendo escuchar: ¡Es una mala señal! ¡El sol está enfermo! ¡Estamos perdidos! Ballivián sabía que, desde tiempos ancestrales, el parhelio había sido considerado como un mal augurio por las culturas que habitaban territorio boliviano.
Los soldados bolivianos, hijos de esas culturas, habían heredado sus creencias y ahora la moral del ejército peligraba. Ballivián necesitaba hacer algo, cualquier cosa y rápido. Ballivián estaba en un terreno desconocido, podía planificar una batalla, elevar la moral de las tropas con un encendido discurso, guiar a sus soldados en combate. Pero esto lo superaba por completo. ¿Cómo sobreponerse a la sabiduría popular? ¿Cómo ser más persuasivo que un augurio? ¿Cómo interpretar la voluntad de los antiguos dioses, que se presentaba, incuestionable, a la vista de todo el Ejército? Ballivián estaba listo para renunciar. La batalla debía ser otro día, aunque eso representara debilitar material y espiritualmente al Ejército.
El General Boliviano estaba a punto de dar la orden de repliegue, cuando en su memoria estalló un recuerdo. Este mismo fenómeno había sucedido en un campo batalla de la antigüedad. ¿Cuál era esa batalla? ¿Qué fue lo que hizo aquel comandante? Con la velocidad de un rayo sus recuerdos lo llevaban a una clase que había recibido cuando era adolescente, de un viejo maestro, que luchaba por mantener la atención de aquel muchachito revoltoso que no podía estar quieto en su asiento. Ballivián recordó cómo su maestro le contó que un general romano, con muy poca chance de victoria y ante un parhelio similar en el cielo, percibió que, entrecerrando los ojos, el fenómeno asemejaba una cruz, en el centro de una magnífica aureola. Entonces el General arengó a sus tropas, diciéndoles que aquello era una señal del Dios único y les prometía la victoria. (Batalla de Puente Milvio, 312 D.C. Vencedor: Constantino el Grande)
Ballivián volvió a mirar el cielo. En su camino hacia el cénit, la brillantez del sol había modificado el parhelio para convertirlo en una corona con varias gamas de color, como un arcoíris pero que, a diferencia de este, no tenía los colores violáceos y rojizos en primer término, sino que los colores anaranjados y amarillos dominaban el espectro. La configuración era clara: amarillo, rojo y verde.
Entonces: una epifanía. Ballivián, ante la mirada atónita de su Estado mayor, azuzó a su caballo para hacerlo correr a todo galope por todo el frente de la línea boliviana, mientras exclamaba a voz en cuello y en varias oportunidades, señalando hacia el astro rey:
“¡Soldados!: El cielo ha desplegado nuestra bandera; y nos anuncia la victoria; ¡A vencer!” (Campaña de 40 días, 1842, pág. 68)
De a poco, las expresiones de temor y desesperanza fueron dando paso a una sonora algarabía entre las tropas bolivianas. Los soldados, antes aprensivos y asustados, saludaban con entusiasmo al sol que, ahora, era el portador de buenas noticias. Ballivián había recuperado, al filo de la batalla, el espíritu de sus soldados.
ALA DERECHA PERUANA
A las nueve de la mañana Gamarra emprendió los movimientos de mayor envergadura, la verdadera batalla había comenzado. El Comandante en Jefe peruano, extendió su ala derecha para tratar de envolver el flanco izquierdo boliviano. Ballivián evitó el envolvimiento de su flanco izquierdo cediendo terreno y retrocediendo hasta que la línea boliviana quedó reorganizada entre el área pantanosa y la casa de hacienda de Ingavi, donde el Batallón 5° de Infantería quedó a cubierto como reserva.
El General peruano Castilla se percató del retroceso de los bolivianos y ordenó el ataque de los Coraceros, para aprovechar la vulnerabilidad boliviana provocada por su reposicionamiento, pero el Coronel Arróspide, comandante de los Coraceros, se negó a obedecer la orden. Gamarra, observaba su ala derecha y se desesperaba. ¡¿Por qué no te mueves Castilla?! ¡El enemigo está retrocediendo! ¡¿Por qué no atacas?! Pronto sus dudas fueron contestadas. Un mensajero enviado por Castilla le comunicó las disensiones en el ala derecha peruana y Gamarra se lamentó:
“¿Será posible que los peruanos, a presencia ya del enemigo, hagan revolución en tierra extraña?”, yo me dejaré matar” (Díaz Arguedas, 1943).
ALA DERECHA BOLIVIANA
Gamarra en su empeño de tratar de envolver el flanco izquierdo boliviano debilitó excesivamente sus líneas, entonces Ballivián vio la oportunidad. Él dislocaría la línea peruana atrayendo al flanco derecho peruano; para hacerlo Ballivián desplegó guerrillas para amagar la derecha peruana. Las tropas bolivianas fingieron una retirada y los peruanos mordieron el anzuelo, persiguiendo a los bolivianos. En pleno avance, las unidades peruanas que fueron atraídas sufrieron el certero fuego de la artillería, pero continuaron su avance a pesar de los severos daños que estaban soportando.
ALA IZQUIERDA BOLIVIANA
Los peruanos que habían sobrevivido estoicamente la tormenta de fuego desatada por la artillería boliviana, lograron acercarse a 200 pasos de las líneas bolivianas. Ballivián supo que ese era el momento decisivo para maniobrar, y antes de dar la orden de ataque se volvió a sus hombres y les arengó:
“Soldados, a esos enemigos que tenéis al frente, los veréis desaparecer como las nubes cuando las bate el viento.” (Campaña de 40 días, 1842)
A esa distancia, Ballivián lanzó contra ellos al Batallón de la Guardia (Infantería), al Batallón 8° de Infantería y un escuadrón de Coraceros., la infantería boliviana tomó contacto con los peruanos, mientras que los Coraceros les envolvían, encerrándoles en un semicírculo de muerte. El ataque fue devastador y el flanco derecho peruano fue resquebrajado irreparablemente.
ALA IZQUIERDA PERUANA
Gamarra pudo observar la debacle que se daba en su ala derecha, pero seguía empecinado en envolver el flanco izquierdo boliviano. Gamarra decía para sus adentros: tengo reservas suficientes, cuando caiga su flanco izquierdo los acabaré en el centro.
Pero al extender sus líneas en demasía, Gamarra había puesto en peligro su ruta de retirada hacia Desaguadero. En esas circunstancias, inconsultamente la caballería peruana que se encontraba en el flanco izquierdo se separó del resto del Ejército para asegurar su línea de retirada.
Ballivián se percató del error que estaba cometiendo la caballería peruana, que había dejado sin protección a la infantería de su ala izquierda. Entonces Ballivián decidió utilizar su arma secreta, la Caballería del Sur, con sus rifles Hannoverianos. Tres escuadrones de Caballería atravesaron raudamente el campo de batalla y descargaron su mensaje de muerte sobre la desguarnecida infantería peruana, que no tuvo capacidad de respuesta al inusitadamente intenso fuego boliviano. La infantería peruana en poco tiempo perdió cohesión, permitiendo que el flanco izquierdo peruano, fuese también rebasado.
CENTRO PERUANO
Simultáneamente, el General peruano San Román malinterpretó el movimiento que realizaba la caballería -para asegurar la ruta a Desaguadero- como una retirada y sacó de la batalla dos Batallones y un Escuadrón de Caballería, para tomar la dirección de Viacha. San Román sólo pensaba en salvar el pellejo, después de ver ceder tanto el ala izquierda como el ala derecha del Ejército en que servía.
La caballería peruana que se había movilizado para asegurar la ruta del Desaguadero, a su vez, viendo el movimiento ejecutado por San Román cayó en el desconcierto y abandonó el campo de batalla por esa misma ruta que pretendía asegurar.
CENTRO BOLIVIANO
Debilitado el centro, por la deserción de San Román en el Ejército peruano, Ballivián ordenó un ataque general de frente y a la bayoneta. En su centro, los Batallones peruanos restantes se sostenían formando cuadros, apoyándose en las casas que había en el sector.
CENTRO DE MANDO PERUANO
Gamarra se encontraba allí, en la más dura y arriesgada posición de la batalla, no se había percatado de la huída de San Román ni del quebrantamiento de su ala izquierda. Las tropas bolivianas, rotos ya los flancos peruanos, evolucionaban ya por la retaguardia de Gamarra, cuyo centro de mando comenzó a ser atacado. Gamarra, prácticamente rodeado exclamó:
“He asistido a cien campos de batalla, y jamás he visto una lluvia semejante de balas”.
La resistencia del centro, en torno a Gamarra, obligó a Ballivián a utilizar los Batallones de reserva, al mando del Coronel Satizabal, apoyados por fuego de artillería. Al poco tiempo Gamarra cayó herido de muerte, y cundió la desorganización en los Batallones “Cuzco”, “Punyán” y “Yungay”, que se dispersaron al grito de: “el Presidente ha muerto”.
RETAGUARDIA PERUANA
El General peruano Castilla trató de sostener el combate con las tropas que podía evitar que se dispersen, pero su esfuerzo fue en vano y terminó cayendo prisionero.
Concluyó la batalla cerca de la 01 de la tarde, momento en que Ballivián ordenó la persecución de los dispersos.
LÍNEA DE RETIRADA PERUANA (RUTA A DESAGUADERO)
La tragedia peruana se ahondó cuando el General San Román, en su retirada, llegó a Desaguadero y luego de cruzar el puente lo mandó cortar, evitando que el resto del Ejército peruano que se replegaba pudiese alcanzar territorio peruano y escapar. De esta forma 3.200 soldados, 150 oficiales, 24 jefes y un general quedaron atrapados en territorio boliviano.
Ballivián, eufórico y sorprendido, recibía el parte de la batalla: Bolivia sufrió de 6 mu***os y 29 heridos entre sus jefes y oficiales; además murieron 208 efectivos de tropa y fueron heridos 432. Por su parte, el Perú sufrió la pérdida de 34 jefes y oficiales mu***os y heridos; por último, 500 soldados murieron y 442 resultaron heridos. (Díaz Arguedas, 1943, pág. 254).
EPÍLOGO
En el campo de batalla, Gamarra trata de comprender qué es lo que había sucedido mientras lucha por respirar. No ve con claridad ni puede pensar bien. ¿Dónde está? Se parece tanto todo a la región de Ayacucho. ¡Ayacucho! ¡Qué gran victoria! Y él había sido el Jefe de Estado Mayor, la mente maestra detrás del plan de batalla aquel día. ¡Oh! Todo era victoria entonces y podía ver a los oficiales realistas acercarse con bandera de tregua hacia él. Le costaba respirar, tal vez la pólvora en los campos de Ayacucho le afectaba. Gamarra siente una mano tibia que le acaricia la sien y vuelve a ver con claridad, su hijo le mira con lágrimas en los ojos. Gamarra no entiende qué sucede ¡Andrés! ¿Por qué lloras hijo? ¿No ves que acabamos de vencer a Canterac? Andrés sólo atina a asentir con la cabeza. Ya verás Andrés, dice Gamarra con una voz que se atenúa poco a poco. Este es sólo el comienzo, vamos a restaurar juntos la grandeza del Perú…Ya verás Andrés…ya verás…ya…
Obscuridad.

10/11/2024

EL QUICHUA SANTIAGUEÑO
Situación Geográfica

El quichua santiagueño es una de los dos variedades dialectales quechuas que se hablan en la República Argentina y su distribución territorial cubre la zona central de la Provincia de Santiago del Estero con una prolongación hacia el norte siguiendo el curso del Río Salado. Pertenece a la rama del Chinchay Meridional del grupo QII o Huámpuy en la clasificación de los dialectos quechuas.
Santiago del Estero, con una superficie de 136.531 km2 , forma parte de la región denominada Noroeste Argentino (NOA) junto a las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. El NOA es una región que se caracteriza por los rasgos lingüísticos comunes a todas las provincias que la componen, que provienen del sustrato quichua y de otras lenguas comarcanas ya extinguidas. Estas provincias comparten además características históricas y culturales que las diferencian claramente del resto de la República Argentina.

La Provincia de Santiago del Estero se divide actualmente en veintisiete departamentos de los cuales ocho se hallan en plena zona quichua, seis están parcialmente en dicha zona y hay otros seis departamentos en la periferia de la misma con un reducido número de quichuahablantes.
La zona de habla quichua comprende en su totalidad los departamentos Figueroa, Sarmiento, San Martín, Silípica, Loreto, Avellaneda, Salavina y Atamisqui. Parcialmente y en el centro de la provincia, cubre parte de los departamentos Robles, Capital, Ibarra y Gral. Taboada. La zona quichua se extiende hacia el norte por los márgenes del Río Salado, cubriendo una franja a través de los departamentos Copo, Pellegrini, Alberdi y Jiménez; y también hacia el sur tomando parte de los departamentos Aguirre, Ojo de Agua y Quebrachos.

Históricamente, siempre se habló de los ‘catorce departamentos de habla quichua'. El folklorista Sixto Palavecino, músico y quichuahablante de reconocida labor en la difusión de la lengua, se refiere a ellos en esta chacarera titulada "Quichua rimaqkuna":

Llaqta quichua rimaqkuna
chunka taaniyoqmi kanku
atuchaqniysh kikisitun
idyoma quichuap rimanku.

Yuyakuyta qallarini
kunan na sapa sapata,
Atamishqui, Salavina,
Robles Avellanedata.

San Martinpas Loretopas,
Rivadavia Taboadapas,
Silípica Morenoan,
Sarmientopas Matarapas.

Suyachkaychis manaraqchu
wakenqa inam chusachkan,
kaypi yaykun Capitalpas
Figueroa na chayachkan.

Nisusniykish puchukani
tukuypa sutinkunata,
chay departamentos kanku
quichuapi rimaqkunaqa.

de donde se desprende que, para Palavecino, los catorce departamentos son: Atamisqui, Salavina, Robles, Avellaneda, Rivadavia, Taboada, San Martín, Loreto, Silípica, Moreno,
Matará (actual Ibarra), Sarmiento, Capital y Figueroa.
La mención, por parte de los viejos quichuistas, del Dpto.Rivadavia, ubicado en el extremo sudeste de la provincia, es un indicio de que la zona quichua se extendía, a mediados de siglo, hacia la zona sudeste a lo largo de la franja comprendida entre los ríos Dulce y Salado.

Jorge Alderetes, 1997

YACUIBA, UNA MIRADA AL PASADO“Largas corridas de naranjos, que, de ordinario, cierran el ámbito de cada manzana, dando a...
05/11/2024

YACUIBA, UNA MIRADA AL PASADO
“Largas corridas de naranjos, que, de ordinario, cierran el ámbito de cada manzana, dando a la población un aspecto risueño y pintoresco”
Celso Ordoñez A. 2024
Yacuiba, Capital del chaco tarijeño
La Comisión delimitadora del tratado de límites argentino boliviano recorrió esta frontera entre los años de 1889 y 1893 y nos pinta en su inofome, una Yacuiba al norte del Itiyuro situada en un valle entre la Serranía del Aguaragüe y la sierra de Ipaguazu con muchos manzanos con campos de labor agrícola y huertos de naranjos. Gente adaptada al medio que utilizan para la construcción de sus viviendas un sistema antisísmico ancestral
INFORME COMISION DELIMITADORA FRONTERA ARGENTINO BOLIVIANA
La ruta seguida del Tartagal a Yacuiba se halla practicada en el seno de una dilatada selva solo interrumpida de cuando en cuando por campos pastosos o por terrenos bajos y anegadizos, cubiertos ordinariamente de caña de castilla ( arundo donax); otras veces cede el espacio a la alta selva de mirtáceas, leguminosas, meliáceas, cigofíleas y bignonias, que son las dominantes, a la que, en términos usuales , llaman monte bajo, formado de acacias punzantes , anacardiáceas y cácteas, y en fin a campos tapizados de grama.
En una de las llanuras de esta cañada y a 65 kilómetros al Norte del Tartagal se hallaba situado Yacuiba, capital de la Provincia tarijeña del Gran Chaco. De un circuito máximo de 4.800 metros, contiene unas 36 manzanas, dispuestas a lo largo de calles simétricamente alineadas, pero formadas en su mayor parte de terrenos de labor y árboles frutales.
Las casas, esporádicamente distribuidas en toda su área y siguiendo plano general del pueblo, se hallan seguidas de largas corridas de naranjos, que, de ordinario, cierran el ámbito de cada manzana, dando a la población un aspecto risueño y pintoresco.
Las habitaciones construidas, en un principio de adobes y arcilla, han sido reemplazadas, en gran parte, por otras cuya armazón es de gruesos postes de madera que sostiene una doble trabazón de material más delgado con embutido de arcilla, quedando así con todas las apariencias de una verdadera construcción de adobe. Son los temblores de tierra los que han obligado a los vecinos a esta clase de construcción.
Por lo demás, no hay para que pedir de un pueblo casi naciente, como Yacuiba, edificios grandes ni pequeños de los llamados públicos, a menos que se considerase como tal un galpón largo que lleva los honores de actual templo, pero que, en tiempos de su fundación, no paso de ser otra cosa que una capilla de una reducción franciscana. Una fuerte sacudida de las muchas a las que está expuesto el pueblo, acabaría por hacerle perder el equilibrio y no con poco detrimento de la devota multitud. Atentas, sin duda, las malas condiciones en que se halla y consultado, sobre todo, la mezquina relación que guarda la población presente, el padre misionero que gobierna esa feligresía Rvdo. Rafael Paoli, pone todo empeño en dar cima a la obra de un nuevo templo con fondos de limosnas recolectadas para este objeto.
Fuentes:
Informe de la Comisión delimitadora del tratado de límites Argentina Bolivia, que anduvo por Yacuiba entre 1889 y 1893
El Chaco y su Historia- Prof. Ernesto Dolz Guerrero. - 1994

TERREMOTO EN YACUIVA Historia SEPTIEMBRE 23: UN TERREMOTO EN 1887 CAUSA GRANDES DESTROZOS EN CAIZA, YACUIBA Y OTRAS POBL...
23/09/2024

TERREMOTO EN YACUIVA
Historia
SEPTIEMBRE 23: UN TERREMOTO EN 1887 CAUSA GRANDES DESTROZOS EN CAIZA, YACUIBA Y OTRAS POBLACIONES DE LA FRONTERA ENTRE ARGENTINA Y BOLIVIA. Las últimas horas de la noche del viernes 23 de septiembre de 1887, las casas de adobe de Yacuiba y Caiza, son prácticamente destruidas por un fuerte temblor de una intensidad de IX grados Mercalli, que se sintió también en Tarija y Sucre en Bolivia y en Salta en Argentina.
“En Yacuiba, manifestóse tan exabrupta y réciamente la sacudida, que sorprendidos en su lecho los habitantes, algunos fueron golpeados contra los muros inmediatos y lanzados otros sobre el pavimento que oscilaba como las olas de un mar embravecido. De los muchos que dormían a puerta cerrada, no pocos quedaron aprisionados en sus propias alcobas, por haberles sido imposible abrirlas. Desquiciadas las paredes, desplomáronse los techos de palmera y otros materiales (Montessus de Ballore, 1911, pp.225-226)
Montessus de Ballore, Fernando (1911) Historia sísmica de los Andes Meridionales por el conde Fernando de Montessus de Ballore, Director del Servicio Sismolójico de Chile. Imprenta Cervantes. Santiago de Chile, Chile.
Instituto de Historia de Yacuiba

MI ENCUENTRO CON LA TRAGEDIA
Cuento Corto
Inspirado en los sucesos contados por la prensa de la época y el libro Frontera Sur. Mi querencia.
Celso Ordoñez A. 2023
Yacuiba, Capital del Chaco tarijeño
Por fin llegué a Yacuiba, tres semanas de larga cabalgata realmente me dejó molido y me siento muy maltrecho, pasar el frio de las madrugadas, dormir incómodo sobre una triste cobija, estar a merced del sol por días, por supuesto que no es placentero, especialmente cuando uno apenas supo cabalgar máximo unas horas. Corre el mes de marzo de 1899 y viajo de Santa Cruz de la Sierra a Salta y de allí viajaré a Córdoba a continuar mis estudios y quizás conseguir un trabajo, soy parte de una caravana de carretones y gente montada que se dirige a Salta, a paso cansino, hemos avanzado por praderas cubiertos de espeso y altos pastizales, luego ingresamos al chaco y seguimos por monte ralo y chato como también por monte alto y tupido cuando costeamos la serranía, vadeamos ríos caudalosos y desde Machareti nos acompaña lluvias esporádicas y uno que otro fenomenal aguacero, encima, siempre se tiene que estar atento a un posible ataque de los “bárbaros” o cuatreros en algunas zonas. Mal momento elegí para viajar, es temporada de aguas y es por eso que siento un alivio llegar a la población de Yacuiba donde pienso descansar y dormir por fin en una cama y recibir alimentos frescos a su hora.
El pueblo de Yacuiba está repartido en unas pocas calle, casas en el frente de sus huertos, huertos repletos de cítricos cuyo aroma se siente a la distancia, tal vez unas cien familias o un poco más viven en este lugar, y como lugar de transito cuenta con algunas pulperías bien surtidas y establecimientos para hospedar que tienen corrales para guardar y dar forraje los animales . Es el pueblo más importante de la zona, se vislumbra su potencial comercial por su cualidad de frontera. Actualmente una gran parte de sus habitantes están dedicados a la ganadería y tienen sus puestos ganaderos distribuidos al sur y al norte. Es una frontera con los "bárbaros" y frontera con la Argentina, un lugar de transito obligado para los viajantes entre Santa Cruz de la Sierra y Salta, y en esta frontera existe el peligro de ataque de los tobas del Pilcomayo y la presencia de forajidos que vienen del sur a asaltar haciendas y a veces se quedan en estos pueblos. Es una zona ganadera y periódicamente pasan arreos de ganado vacuno en exportación al embarcadero sobre el río Bermejo y a su vez del sur suele pasar arreos de ganado equino, mulas y caballos para el Beni y los siringales. Es una frontera en franco desarrollo por el comercio bilateral cuenta con una aduanilla y es cede del subprefecto de la Provincia del Gran Chaco de la cual es la capital, existen algunas casas comerciales bastante surtida con artículos de ultramar.
Dicen que marzo es el mes más lluvioso en esta zona lo cual dificulta el tránsito de viajeros, especialmente hasta el Tartagal , considerando el agobiante viaje que me tocó y para evitar enfermar decido quedarme por algunos días, estoy seguro que el reposo será beneficioso para mi salud. Luego de un reparador descanso me dedico a recorrer la población, la gente es buena, conversadora y espontánea. En los alrededores existen grandes estancias al noroeste la Estancia Yacuiba, la más antigua y seguramente de ella heredo el nombre esta población, al sur está la estancia Guandacarenda, el río Caraparí y la estancia Itiyuro por esos lugares discurre el camino que corre hacia Salta. Al suroeste corre una quebrada de aguas cristalinas que escurren de la serranía del Aguaragüe, agua suficiente para el consumo humano y canalizado para dar riego en la costa, al norte se extienden amplios pastizales con algunas lagunas y humedales que drenan sus aguas por un ligero hilo de agua que pasa al este de Yacuiba mojando la costa de la sierra de Ipaguazu. Yacuiba esta ubicado en un valle que se extiende entre la serranía del Aguaragüe y las sierras de Ipaguazu, una especie de cañón ancho que canaliza el viento sur y le dota de un ambiente fresco.
El día 19 de marzo cayó en un domingo, por fin dejo de llover y salió el sol, extrañamente los rayos a pesar de estar en marzo no llegan a calentar lo suficiente y empezó a bajar la temperatura, un halo se dibujaba en torno al sol al mediodía, un fenómeno natural que llamo la atención de muchos vecinos, las noches se tornaron límpidas y totalmente estrellados, después de media noche emerge una luna llena en su plenitud, un clima frio se apodera de Yacuiba, el día 20 es igualmente soleado pero extrañamente frio para la época. Los caminos empiezan a orear y me propuse partir en los próximos días, hice contacto con el capataz de una caravana de diableros (carretones grandes) que partirá con troncos rollizos hacia el embarcadero en el río Bermejo.
El día 21 , Algunas personas comentaron que la tierra tembló ligeramente, fenómeno que no pude sentir, ese día me la pasé día el viaje y coordinando con el jefe de la caravana para partir con ellos cuando inicien la marcha. El día 22 el sol se cubrió de un halo rojizo al medio día, como si tuviéramos una tormenta de arena o mucho humo, en la tarde extrañamente las aves , siempre bulliciosas desaparecieron, al menos los loros que son infaltables en el atardecer en las plantaciones de cítricos buscando dañinear los primeros frutos en madurar no aparecieron, los caballos se muestran nerviosos en corral al igual que los perros que dan la impresión que buscaba refugio . Cayó la noche y el cielo se despejó y la luna esta en su plenitud, el ambiente es frio y obliga a cerrar puertas y ventanas para dormir. En la madrugada antes de que salga el sol escuché el ladrido nervioso de los perros y los caballos en el corral empezaron a mostrarse inquietos. Me puse alerta, seria las cinco y media cuando sentí un leve temblor de tierra y media hora después otro movimiento más intenso con la fuerza suficiente para mover algunos objetos y hacer que las puertas se habrán o se cierren con cierta violencia.
No pasó otra media hora, cuando se siente un estruendo intenso y grave que parece proviene del interior de la serranía y empezó el alboroto, la tierra tiembla y me apresuro salir al amplio patio, como yo casi todos están afuera de sus casas, es el instinto de conservación que obliga ponernos a salvo, la tierra parece cobrar vida y se mueve en olas enfurecidas, tremendo remezón que origina la caída de techos y paredes, los pesados horcones no resisten y caen levantando polvo, la gente cae al suelo, los animales se espantan y nuevamente cae la oscuridad pero esta vez es la polvareda que oscurece toda Yacuiba. Se escucha el llanto de los niños y mujeres rezando pidiendo clemencia a Dios, los hombres tratamos de ayudar en lo que se pueda. Se empieza a esparcir un olor a azufre y barro podrido y desde el sur por debajo de la tierra nuevamente se escucha otro potente trueno , como si desplomara toneladas de piedra, se escucha gritos que afirmas que se esta desmoronando el cerro , que las calles están partidas y que la nueva iglesia recién inaugurada se vino abajo, dicen que el señor cura salió ileso pero el muro aplasto a dos mujeres.
Felizmente la tierra se tranquiliza, unos dicen que el movimiento duró unos pocos minutos, pero a mi me pareció eterno, aprovechamos para buscar entre los escombros algunas personas aprisionadas, casi todo está destruido, uno que otra casa sigue en pie y gracias a Dios el remezón fue en la madrugada cuando ya casi todos están despiertos y no se sabe hasta el momento de otras personas muertas además de las mujeres en la iglesia, eso sí existen muchos heridos y todos estamos muy asustados.
Con el sol de media mañana las autoridades evalúan los daños y empiezan a pensar en la medidas a tomar, la gente se reúne en lugares abiertos y tratan de rescatar lo que puedan, especialmente alimentos, a simple vista vemos que en la serranía del Aguaragüe colapsaron algunos farallones y muestra heridas rojizas en el verde follaje del monte, El panorama es desolador y de un momento a otro remezón, el tercero, nuevamente brutales movimientos de tierra, el piso bajo nuestros pies se sacude frenéticamente, el ruido es como si las rocas se estuvieran partiendo, no se puede estar en pie, hay que tirarse al suelo lejos y sentir en el pecho la furiosa rabieta del interior terrestre. Esto acabó con todo y nuevamente Yacuiba se cubre de polvo, entonces aparece nuevamente ese olor a barro podrido y se escucha el fluir del agua en furiosa corriente, los humedales y las lagunas del Campo Grande se están desaguando e inundando la campiña al este de Yacuiba, el delgado hilo se convierte en torrente atroz que arrasa con todo. La gente empieza a huir hacia el norte y lo más próximo es el rancherío “ava” de Teikuarechaca, lugar alto y algo alejado de la serranía, allí nos refugiamos para pasar la noche, ¡que tragedia la que estamos viviendo!, la tierra se calma y el cielo se abre, empieza una lluvia suave pero que moja y la gente no tiene con que cubrirse, como se pudo se pasó la noche, al día siguiente, muy temprano llegan autoridades de Caiza con caballos, alimentos y carpas rústicas para armar refugios. El día 25 la lluvia se convirtió en diluvio y termino de lavar todo lo que quedaba de Yacuiba.
Por la venia de Dios pude salir indemne, pasé algunos días en Caiza y luego me uní a gente a caballo que venía de Cordillera con rumbo a Orán y me dirigí con ellos hacia Yacuiba, el camino en muchas partes estaba obstruido por enormes árboles caídos, grietas y barrancas recien formadas. El Campo Grande donde en medio de cortas praderas y pastizales existía lagunas de aguas cristalinas con totora y aves buscando alimento en sus orillas solo era una playa negra con zanjas cual heridas profundas que se habrían al sur cortando la costa de las sierras de Ipaguazu. Yacuiba estaba desierta, pasé acongojado recordando las huertas de cítricos y su gente amable y conversadora. En la tarde llegamos a Itiyuro y el daño tambien estaba presente en esa zona. Luego al día siguiente marche hacia el Tartagal pero estoy seguro que nunca olvidare lo que viví en Yacuiba.
Cuento basado en el terremoto de 1899 y contadas - Frontera Sur , Mi querencia- Don Juan Castillo Ruíz- La Estrella de Tarija, edición del 8 de abril de 1899
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