26/01/2018
Eduardo Caba estuvo por última vez en Buenos Aires, hasta donde sabemos, el verano de 1947; allí probablemente reeditó seis de sus Cantares Indios y fue entrevistado por Juan Manuel Puente para la revista Lyra (J. M. Puente, “La obra del Boliviano Eduardo Caba honra la música latinoamericana”, Revista Lyra, Año V, Nº 43-44, Buenos Aires, Marzo- abril, 1947). Este testimonio fue propiciado por una de las intérpretes más importantes su obra: la cantante francesa Ninon Vallin que actuó en veinte temporadas del Teatro Colón y dejó una extensa discografía en Europa.
Al final de su vida Caba estaba en la plenitud de sus facultades creativas, de 1948 a 1950 reescribe en La Paz el Aire Indio 10 y compone cuatro preludios; uno de los cuales es la última obra que tenemos fechada (febrero de 1951), titula “Azul, preludio en la menor”. Obra que cierra magníficamente un trabajo creativo iniciado en la década del veinte con sus “Impresiones de Europa” y el primer Aire Indio. Las palabras de Eduardo Caba acerca de su obra (El Diario, Segunda sección, año XLI No. 14, 133, Domingo, septiembre 2 de 1945) son la mejor síntesis de su obra:
“Invitado hace algunos años por la Universidad de Montevideo para explicar el sentido estético de mi obra musical, dije entonces que yo era un indio de espíritu, porque me sentía y me siento así, como fruto que soy de esa maravillosa tierra, que no era folklorista, que los motivos los creo, tal como lo harían nuestros indios y por ello sostengo, que la obra de arte culta debe ser original; motivo y estructura en completa unidad, buscando no importa donde, los recursos de la técnica, o creando si es posible una nueva a fin de no desvirtuar su verdadera esencia.”