08/01/2020
CAMBIO PARADIGMATICO DEL CONCEPTO DE ATENCIÓN
Si pensamos en términos tradicionales el concepto de atención, podemos definirla como la capacidad del sujeto de mantener un comportamiento voluntario o involuntario, por el que determinados contenidos constituyen el centro de su vida consciente. En la atención cabe distinguir dos factores contrapuestos e inversamente proporcionales: la concentración que es la intensidad o grado de energía psíquica con el que se atiende y la distribución, que es la
intensidad o grado de energía psíquica con que se atiende, y la distribución, que es la extencion real del campo de la atención. En función de lo definido, se instalaba el concepto dual de que prestar atención garantizaba el aprendizaje. Mirar, quedarse quieto, no interrumpir al interlocutor, estaba asociado con un aprendizaje exitoso.
En la actualidad, podemos decir, que existe una escucha corporal que guarda en si misma la memoria de aquello que al sujeto aprendiente le resulto significativo. Podemos conceptualizarla como atención flotante
Mientras que en el campo de trabajo se dirime la cuestión de los niños "desatentos", añorando concepciones de antaño, nos toca repensar como atiende un/a niño/a.
Una clase en silencio, el docente exponiendo "desde un lugar privilegiado" y treinta "Niños/as "mirando", no implica prestar atención, mucho menos aprendizaje.
Corrijo mi propia escritura: creo que si "prestan" atención, pero el umbral intelectual se divide entre estímulos atrayentes de su interior y lo que el docente dice. Tal vez una palabra, un gesto, un cambio corporal, un sonido hagan que el niño lleve el foco de su atención precisamente a ese sitio que "llamo su atención".
En la estructuración subjetiva del desarrollo de la atención, intervienen factores intelectuales, corporales, objetivantes y subjetivantes, conscientes e inconscientes. Todos esos
elementos se articulan en la pulsion epistemofilica y cumplen una función estructurante de la inteligencia.
Atender es también prestar el cuerpo subjetivado, "tender hacia", en virtud de la función positiva de la ignorancia.
Este cuerpo subjetivado constituye un espacio de interdiccion entre la asimilación, la acomodación y la transformación.
Cabria agregar que son factores estructurantes de la atención los recursos informáticos y telematicos. Cuanto mayor sea el espacio temporal en que el aprendiente interactua con elementos propios de la tecnología disminuye el contacto corporal con un OTRO.
Su atención se vuelve lábil y dispersa.
Si bien este no es un motivo reducido a causa y efecto, al hablar de atención no podemos dejar de pensar en términos de polaridad.
Polaridades afectadas en uno u otro tiempo por diferentes estímulos provenientes del interior y exterior del sujeto aprendiente.
Los estímulos no tienen que ver con la lógica dual de estimulo respuesta, sino con una construcción desde la interacción y el juego de la inteligencia.
La atención se estructura desde la cotidianidad, en un espacio vincular con un otro significativo. Situación de vincularidad que puede tornarse crónica, constituyendo un estilo particular de constitución del campo atencional.
Concluyo, entonces, que la energía psíquica es la materia prima con la que el sujeto aprendiente "presta atención", energía pulsional que es deseo puesta sobre un "OTRO", que puede ser conocimiento o sobre si mismo, en un interjuego intelectual , donde este umbral esta puesto por ejemplo, en recordar y elaborar consecutivamente situaciones traumaticas.
Hay una instancia psíquica en la que el aprendiente "guarda" y descansa su estructura atencional, necesita elaborar y metabolizar lo escuchado.
Es tarea de la Psicopedagogia clinica, mostrar la modalidad de aprendizaje de cada niño/a, despojándolos de "graves diagnósticos" para crear una nueva mirada subjetivante que sea inclusiva de nuestros paradigmas en relación a la niñez.
Por ultimo agregaría, que el concepto de atención es también pensado en función del cuidado, como medio facilitador, como sostén de las funciones parentales.
Atender es representar y reconstruir el conocimiento, incorporándolo al propio saber.
Las modalidades atencionales se construyen a partir de las primeras y tempranas relaciones objetales y se van estructurando desde la habilitación del espacio de la pregunta que todo aprendiente/enseñante formula a lo largo de su vida de relación, en un proceso dialéctico entre conocimiento y saber.
Eisemberg, Fabiana. De la crisis a la creatividad. (2012). Buenos Aires. Editorial Biblos.
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