04/12/2023
"Arenz & Antich, Editores" tiene el agrado de anunciar la publicación del libro de cuentos "Historias tangibles", la ópera prima de Raquel Lina Barrionuevo. Lleva prólogo y palabras de: Julia Blanco, Claudio Natali y Claudio Oliva.
“Meticulosa en cada imagen al punto de hacerte sentir en el lugar. De enorme sensibilidad y mirada concienzuda, sus historias pasan del amor al desamor, sacuden al odio, la alegría, tristezas, mentiras, resentimiento, dolor, vocación, vida, muerte y resurgimiento. Es un viaje por diferentes paisajes y vidas, donde cualquiera podría ser parte de la historia.”
Julia Blanco
“Es un libro de historias particulares, mínimas, en que los protagonistas, a veces reales, a veces posibles, retratados de una manera poética y a la vez profunda con una prosa muy amena y sencilla, nos invitan a conocer su mundo. A la vez uno siente que nos cuentan casi en secreto, sus miedos, su obstinación, su amor, su desamor, nos interpelan desde lo humano, o lo social. Siguiendo estos cuentos y relatos la autora nos enfrenta con personajes que se nos harán a veces queribles, otras inentendibles, nos darán esperanza o tristeza. Nunca indiferencia.
Pero también, y quizás por sobre todas las cosas, es en su conjunto, un tobogán vertiginoso que con pequeñas pinceladas recorre todo el siglo veinte de la Argentina. Hay una búsqueda un tanto nostálgica y romántica para tratar de entender el tiempo pasado que se fue y nos dejó así, sentados, solos y despiertos.”
Claudio Natali
Ya conocía de su existencia días antes de mudarme a Venado Tuerto. Una tía suya no había ahorrado adjetivos en describirla: “Ella va a segundo primera, se llama Raquel, es bajita, el cabello largo rubio y los dientes así”. Cursamos los siguientes cinco años del secundario casi sin cruzar palabras.
Los siguientes treinta y dos años tuvimos que hablar, su escritorio y el mío estaban uno frente a otro en la preceptoría de la escuela sin espacio que los separe, por lo que comenzó a funcionar como mesita para el mate. Maestra por vocación, igualmente estudió la carrera, se recibió y dedicó el tiempo a esa, su pasión.
Aficionada al buen cine, de excelencia si es ella quien cuenta la película, que rara vez alcanza el grado de intriga y fantasía que el relato le atribuye.
Fabuladora, sagaz observadora de lo oculto a tantos.
Buena para el mate, de un lado y del otro.
Escuchar sus historias, a veces sospechosamente más cercanas al realismo mágico que a la certeza comprobable, se convirtió en un pasatiempo para su círculo más cercano, compartíamos la ronda alumnos y compañeros del laburo. Siempre supo que lo que diferencia una gran historia de una simple anécdota es la manera en que se la cuenta, y ese es el arte que mejor domina, el de buscar la palabra precisa que nos conduce al atajo, que nos pone de cara al personaje de la historia, con la pericia de quien observa a los protagonistas de sus historias, escucha sus mentiras y sus silencios y hasta los invita a reírse de sí mismos.
Esta antología es una invitación que, seguramente, lectores y oyentes querrán también compartir.
Los personajes aquí imitan su mirada sesgada, profunda y ácida al extremo. Deciden y avanzan una y otra vez sin pesar las consecuencias, a veces se miden la ropa que no se atreven a vestir, rotos todos, deseosos de interpelar a quien los lea, miran por entre las hendijas de las ventanas pero no se atreven a abrirlas. Dicen, pero por sobre todo callan, a veces por años y otras son capaces de perderse en un camping o tomar pastillas que no matan. Nos miran a la cara y nos obligan a mirarnos. ¿Son espejos? ¿Podemos entablar un vínculo con alguien que nos mira desde un cuadro?
Raquel no nos relata historias, sus personajes desatan los sentidos en una vorágine que paraliza la razón. Son historias de desencuentros, de padres e hijas que se equivocan a cada paso y no llegan a la cita, de fantasmas que nos rozan la piel. Raquel se parece también a Luisa, aunque a diferencia de esta, calla.
Dice que seba mates como su abuelo, fabulador y maestro también.
Aconsejo: calentar el agua entre 75 y 80 grados, mojar la yerba de a poco, dejar reposar, sentarse, preferentemente a la sombra junto a la persona elegida y comenzar. Repetir este proceder los días que sea necesario. Compartir.
Claudio Oliva