16/06/2024
Un día como hoy, 7 años atrás, Lorde gestó uno de los álbumes de mayor anclaje identitario a la cultura popular de la generación Z.
El 16 de junio de 2017, ‘Melodrama’ irrumpió como una de las grabaciones de mayor valía artística jamás vislumbradas por el pop electrónico.
‘Melodrama’ constituyó la guarida en la que se resguardaron infinidad de adolescentes tardíos ante las inquietudes y los temores de emprender el vuelo hacia las etapas más tempranas de la adultez.
‘Melodrama’ continúa personificando el frenesí de una noche de excesos, cuyos recuerdos aparentan resquebrajarse conforme transcurren las horas; así como la bala del desconcierto y del desencanto que desangra todo tormento en el taxi de vuelta a casa.
‘Melodrama’ conformó la banda sonora que acompañó a nuestros primeros besos, nuestras primeras relaciones y nuestros primeros encuentros sexuales; pero también los primeros y tumultuosos desengaños que nos harían refugiarnos en sus versos.
‘Melodrama’ se presentó en nuestras vidas como el ejercicio de crudeza que ornamentaría aquellos últimos veranos de instituto, la antesala a la universidad y los anclajes identitarios edificados entre los vestíbulos de múltiples facultades, estancias compartidas y locales de ocio nocturno.
Casi una década después, tal vez haya llegado la hora de asumir que asumir que, en el fondo, Lorde no estaba tan equivocada al referirse a la nuestra como una generación carente de amor.
‘Melodrama’ persiste erigiéndose como una vindicación de los nexos interpersonales en un mundo en el que estos se saben más diluidos que nunca.
Después de todo, David Bowie tampoco estaba en absoluto errado cuando se refirió a Lorde como «el futuro de la música».