11/11/2024
Guillermo Betancor
Llegué a Tolosa teniendo 17 años, cuando me puse de novio con mi señora que vivía acá. Yo soy nacido en La Plata, soy de otro barrio, de Villa Elvira. A mi señora la conocí en el primer teórico de histología de la cursada de medicina. Empecé a salir con ella y a frecuentar Tolosa a partir de aquella época. Cursé toda mi carrera estudiando acá porque yo tenía hermanos muy chicos y en casa había mucho bochinche para estudiar. Ella vivía sólo con la mamá, nada más, entonces nos veníamos a estudiar porque era más tranquilo. Hice toda la carrera acá, me recibí, entré la residencia, me casé y sigo viviendo acá.
En esa época no había prácticamente asfalto, las calles eran de tierras con zanjas a los costados. Se inundaba fácilmente. Si llovía me tenía que quedar a dormir porque no podía salir, se juntaba mucha agua los días de lluvia. La 32 era angosta, de este lado no estaba asfaltada, sólo estaba asfaltada del lado de La Plata. En el Barrio Ferroviario se juntaban todos los ferroviarios en las esquinas a charlar. Era una zona muy tranquila y se podía estudiar mucho porque era un lugar de paz y tranquilidad.
Llegué en el año 1975, hace 41 años. Antes vivía a una cuadra de la cárcel de encausados, que está en 76 entre 9 y 11, la famosa Unidad 9. Mis papás son de La Plata, gente laburante, mamá trabajó mucho tiempo con chicos con discapacidad, mi papá estudió de grande, se recibió de técnico industrial y trabajó en SEGBA.
Yo empecé a trabajar de chico, estudiaba y trabajaba, no tenía un trabajo fijo pero si era vendedor ambulante, vendía cosas por la calle, en los micros, en los trenes, vendía rifas para el Hospital de Niños, para Casa Cuna, para Cáritas y con eso solventada los gastos para poder estudiar. Me iba caminando a la facultad, volvía caminando y aprovechaba para vender cosas en los comercios. He vendido muchas cosas: bolsita japonesas, encendedores, cosméticos, llaveros de cuero, un laboratorio me contrató para vender un antigripal y jarabe para la tos. En una época me dijeron: "andá a vender magiclick, te van a quedar dos centavos por cada encendedor", entonces me fui a un bazar muy grande y me compraron como 5000 magiclick, y el tipo que me había mandado a vender no tenía tanta cantidad. Como vendedor era bueno, hablaba mucho, era entrador.
De muy jovencito empecé la carrera, nosotros éramos cuatro hermanos, mi mamá había tenido trillizos, uno de ellos falleció en el momento del parto y yo tenía dos años. Me mandaron al jardín de infantes con dos años, al Manuel Belgrano que está en 7 y 64, hice las tres salitas de jardín, la última la volví a repetir y como a los cinco años sabía leer me mandaron a la primaria. En mi partida de nacimiento figuraba que había nacido un año antes y eso me facilitó ganar dos años en la escuela, así que entré a los 11 años a la secundaria, a los 16 a la facultad y a los 22 ya me había recibido de médico. Nunca salí mal en ninguna materia. Era un alumno regular, no era un alumno brillante, era un alumno de aprobar estudiando.
No me costó recibirme, después hice la residencia de pediatría universitaria y a los 25 años ya era pediatra. Soy un apasionado de la pediatría, desde entonces trabajo todos los días en la especialidad, no le pongo horas a la medicina, trabajo hasta en los domingos.
Ya de chico quería ser médico, no tengo ningún médico la familia, ningún pariente mío cercano es médico ni lejano tampoco, sólo tengo tíos odontólogos. Me gustaba mucho recolectar artículos de medicina del diario, de revistas, hacía unas carpetas en las que pegaba todos esos artículos. También tenía un pediatra que me gustaba como me atendía, como me explicaba las cosas, el doctor José Tarzian, que después fue director mío en la Clínica del Niño, clínica en la que estoy desde el año 1981, en la que actualmente soy especialista consultor. Durante estos 36 años en la Clínica trabajé en terapia, en recién nacidos, como médico internista y como médico de ambulancia. A los 19 años estaba en tercer año de medicina y ya hacía guardias de pediatría en el Hospital de Niños. Cuando cursé neurología le dije al doctor Raglia que quería hacer guardias y el doctor me consiguió una guardia los días lunes, en la que estuve cuatro años, hasta que me recibí.
Una vez recibido y completada la residencia entré en un cargo en Sanidad Municipal, como médico pediatra. Mi primer lugar de trabajo fue en Abasto. En aquel tiempo era un pueblo que se conectaba con La Plata con la avenida 520 que era una ruta muy intransitable, muy angosta, sin luz. Me iba desde el Hospital a Abasto en el micro 8 que tardaba una hora y media en llegar y me volvía a las 10 de la noche a Tolosa.
En la Municipalidad estuve como director y como jefe en varios Departamentos de Salud, estuve a cargo del departamento de Epidemiología de La Plata, estuve en todos los Centros de Salud, en muchos barrios, he hecho Programas de Salud para la Municipalidad. Actualmente trabajo en un programa que hice para hacer el control de todos los chicos que practican el fútbol infantil en La Plata, en la liga amateur, que consiste en el examen completo, clínico, de laboratorio, examen cardiológico, a cada uno de los chico para darle el apto deportivo para poder jugar.
Este programa actualmente está en funcionamiento, se llama "Pibe Sano", ha llegado bastante lejos porque hemos trabajado incluso con AFA. Actualmente lo tiene en vigencia la Municipalidad y ha sido declarado de interés Municipal y Provincial. Ya tenemos 10.000 chicos bajo el programa, funciona todos los días en forma ininterrumpida en la República de los Niños, vamos dando turnos club por club y así vamos revisando a todos los clubes. El objetivo es realizar controles previamente establecidos a chicos de entre 5 y 15 años para detectar patologías prevalentes y mejorar la calidad de vida de cada uno de los chicos. Actualmente juegan al fútbol 15.000 chicos, queremos alcanzarlos a todos.
El Centro funciona actualmente en la Republica de los Niños, en el antiguo Centro Aeróbico, donde se hacían todos los exámenes a todos los deportistas de La Plata, lo que pasa es que como soy pediatra lo transforme más en un centro pediátrico y es el único Centro Municipal que tiene cardiología infantil. Trabajamos muy relacionado con el Hospital de Niños y con el Hospital Sbarra. Los particulares pueden concurrir directamente o bien llamar por teléfono al 0221-4716942 y pedir turno de acuerdo a la demanda que tenemos.
Cada club de barrio tiene entre 80 y 100 chicos, un club nos lleva hasta dos semanas de trabajo, porque la realización es muy exhaustiva, no es un examen rápido, hacemos el examen clínico, el examen cardiológico, hacemos el examen de laboratorio, interviene el odontólogo, el asistente social, la psicóloga, con esto hacemos un diagnóstico de situación de la salud de cada uno de los chicos y de cada una de las regiones, como es un programa que trabaja con todos los clubes de La Plata sabemos la problemática de todos los barrios.
Yo creo que el Club de Barrio es muy importante para sacar el chico de la calle, el club sirve para que ese chico tenga un sentido de pertenencia a algo y lo entusiasman con el fútbol, pero los clubes deberían ser más sociales y culturales también no solamente deportivos. Cada uno de los chicos que juegan al fútbol hoy en día no va a ser un deportista profesional pero si va a sentir la necesidad de hacer algo el día de mañana, llegar a ser una persona sana, entonces uno les tiene que inculcar los valores de adaptarse a un conjunto, respetar a los compañeros, respetar al delegado, respetar al entrenador, saber para que lucha, saber para que entrena, para que juega, hacerle saber que si no estudia va a ser una persona desperdiciada, que uno tiene que formarse porque nada viene del cielo, nada viene regalado.
El que se dedica a la medicina lo hace por vocación, no lo hace por comercio, y le dedica las 24 horas. Cuando me puse el primer consultorio en Tolosa mi primer paciente era de Magdalena, al que iba a buscar a la terminal, lo traía mi casa, lo atendía, lo llevaba de vuelta la terminal y le pagaba el boleto para que se volviera. Ahora debe tener como 30 y pico de años. Ya voy por tres generaciones, estoy atendiendo hijos de padres y nietos de abuelos que fueron pacientes míos. Primero son los propios pacientes los que te recomiendan y te mandan nuevos pacientes, pero cuando son otros médicos los que te derivan pacientes te das cuenta que te estás poniendo viejo. Si los pacientes te lo mandan otros profesionales ya sos viejo.
Lo importante es acompañar al paciente, uno trata de mejorar, de curar, de prevenir, de dar salud, pero a veces lo único que puede hacer es acompañar al paciente porque hay patologías, poco frecuentes, que son definitivamente malas, contra las que poco se puede hacer, aquí es donde no hay que olvidarse del paciente y acompañarlo. Un profesor mío me decía: "cuando empezás a atender pacientes crónicos o incurables es porque ya hiciste una carrera importante". Lo que me quería decir es que cuando uno tiene ese tipo de pacientes es porque por el consultorio desfilan muchos pacientes, por tu consultorio desfila un caudal enorme de pacientes que si se curan.
Cuando uno está enfermo quiere al médico en la mesita de luz, lo quiere a cualquier momento, a cualquier hora, por eso una de las cosas que yo no hago es apagar el celular, me acuesto con el celular prendido en la mesita de luz, y me llaman a las 2 de la mañana, a las 3 de la mañana. Yo siempre me fijé en grandes profesores, por ejemplo, en el Dr. Luis García Sarini, de acá de Tolosa, de 7 y 531, que fue director del Hospital Sbarra, era una persona de mucha valía humana, de buen trato con el paciente. Eso es importante en el pediatra, el pediatra tiene que ganarse la familia, tiene que ser amigo de los padres, el chico no viene sólo, hay que tener buen trato con la familia. Hay que saber explicarle a la familia en forma entendible el problema que se está enfrentando.
Acá en la zona estaba el doctor Salvador Badoyan que estuvo hasta grande haciendo guardias en la Clínica del Niño. Una vez le pregunté: "¿Salvador porque usted sigue haciendo guardias, tiene 80 años?" No se podía despegar de la pediatría, era una persona muy compinche, muy querida y muy hincha de Estudiantes como yo.
El médico tiene una función social, es como un sacerdote, no tiene horarios y tiene que cumplir con la función por la cual juró a cualquier hora. Por eso el horario de consultorio no existe, existe un horario para los controles, pero el horario de consulta es el horario en el que la gente lo necesita. A mí no me gusta mandar a mis pacientes a las guardias, yo le digo: "cuando usted tiene un problema me viene a buscar o me toca el timbre o me llama por teléfono, si yo no estoy le van a decir en cuánto tiempo llego".
Tengo un consultorio en 4 bis nª 170, entre 530 y 531, donde atiendo todos los dias a partir de las 5 y media. También tengo un consultorio en la Clínica del Niño, en 63 entre 10 y 11 en donde atiendo casi todas las tardes de 2 a 5 y los sábados a la mañana. Durante las mañanas estoy en el consultorio de la República de los Niños en Camino Belgrano y 501.
Lo importante es consultar a tiempo, no dejarse pasar, si hay fiebre, por ejemplo, hay que consultar rápido. Los papás tienen que estar siempre vigilando sus chiquitos, hay edades que son muy peligrosas. Los chicos durante la primera infancia deben estar cerca de sus padres, nadie muere por exceso de cariño, en cambio sí se muere por falta de cariño. Si uno quiere por demás a un hijo y lo tiene cerquita para vigilarlo es mejor que tenerlo en otra pieza sólo. Hay accidentes que pasan porque los chicos están lejos de sus padres. Después del año hay que tener mucho cuidado porque el chico se hace deambulador, abre todas las puertas, cuidado con los cáusticos, con los tóxicos, con los venenos, con los desinfectantes, porque se toman todo, se llevan todo a la boca, cuidado con los enchufes porque los chicos meten los dedos en todas partes. Se suben a lugares donde no tienen que subir o se agarran de lugares de los que no se tienen que agarrar. Un traumatismo simple se puede transformar en algo muy grave. He tenido chicos que se han caído de las sillitas de comer y se han hecho traumatismos craneales que les han causado la muerte.
Hay que cumplir con las normas de controles establecidas desde el recién nacido hasta el primer año y después desde el primer año hasta los seis años. Y después no olvidarse del chico, porque entonces el chico empieza ir al médico sólo cuando tiene una angina o tiene una bronquitis, pero el chico tiene que hacerse un control anual para controlar y prevenir.
La pediatría llega hasta los 14 años, pero hay pediatras que también se ocupan de la adolescencia, de los 15 a los 20 años es una época muy difícil, son grandes para los pediatras y son chicos para los clínicos, por eso yo creo que el pediatra debe acompañarlos en esos años que está como desprotegido. Por eso un pediatra nunca le debe decir a un chico que no venga más porque es grande, yo atiendo chicos de hasta 18 o 20 años, y vienen hasta que se ponen de novios y se casan, y después me traen a sus hijos. La medicina no tiene edad, el adolescente tiene problemas de desarrollo, de crecimiento, problemas psicológicos, pasa de ser un nene mimado a pelearse por la vida buscándose una posición, a estudiar o buscar trabajo. Es muy difícil hoy y el médico debe estar ahí aconsejando la familia.
Después yo creo que el padre debe acompañar al chico a todo, lo tiene que acompañar al club, lo tiene que acompañar a hacer deportes, lo tiene que acompañar a ver jugar al fútbol, lo tiene que acompañar a los exámenes. No dejarlo solo porque muchos de los problemas de hoy vienen porque los chicos están solos.