01/11/2024
👁 revistacasaxcasa #245:
Dominic Miller
UN GUITARRISTA DE CLASE MUNDIAL
Se crió en Hurlingham, toca junto a Sting desde hace más de 30 años y colaboró con los músicos internacionales más reconocidos.
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Mucho antes de convertirse en el guitarrista de uno de los músicos más importantes del mundo, Dominic Miller fue un chico de Hurlingham como cualquier otro que, en ese entonces, seguramente no tenía ni la más remota idea de lo que le depararía el destino. A mediados de los 50, su familia se afincó en esta parte del conurbano bonaerense porque su padre, Barney Miller, que era hijastro de quien trajo los productos de Johnson & Johnson a nuestro país, debía encargarse de la pequeña fábrica subsidiaria que la multinacional había abierto en Km 18. En paralelo a su actividad profesional, Barney siempre mantuvo una desbordante afición por la música. Le gustaba tocar la guitarra en reuniones sociales e incluso llegó a grabar un disco de tangos –entre ellos, uno dedicado a Diego Maradona, lo que demostraba el cariño que, pese a ser estadounidense, sentía por esta patria–. Esa fue la primera conexión de Dominic con el arte. Sin embargo, la figura más influyente y que acabó por determinar su vocación a futuro fue Julie, la mayor de sus tres hermanas, quien no solo ya tenía un marcado dominio del instrumento de las seis cuerdas, sino que aparte componía sus propias canciones y había armado una banda llamada Quicksand. Este grupo estaba integrado por Patrick, Mark y Simon Taylor, los hijos de la familia vecina que vivían en la casa lindante y de quienes, además, Dominic era compañero en el antiguo St. Paul´s College de Ms Chinton, sobre la calle O´Higgins esquina Güemes, cerca de la propiedad de los Miller. Eventualmente, Dominic se sumaba al grupo para tocar la pandereta, pero en realidad como era el más pequeño de todos no le permitían que entrara al proyecto de manera oficial. En lo que era algo bastante inusual para la época, este conjunto hasta pudo registrar un álbum con versiones de los éxitos de Creedence Clearwater Revival, Shocking Blue y McGuinness Flint.
Quicksand, además, acostumbraba viajar con la comitiva de artistas que comandaba Barney Miller y con la cual, regularmente, se presentaba en el Hurlingham Club y recorría pueblos del interior, actuando en diferentes eventos de la comunidad inglesa. Una vez al mes, durante una semana, Barney viajaba por numerosos pueblos para ofrecer un espectáculo musical. Y en muchas ocasiones llevaba a Quicksand para que oficializara de telonero.
Al poco tiempo, en 1971, los Miller debieron irse de Hurlingham. Barney había sido enviado a ocupar un puesto de director empresarial a otra planta de la compañía en Estados Unidos. Allí estuvo un breve lapso hasta que fue reasignado, esta vez, a Inglaterra, donde se instaló definitivamente. Antes de cumplir su mayoría de edad, durante la dictadura, Dominic regresó al país, se alojó en la casa de los Taylor y trabajó algunos meses en la empresa que había fundado su familia unas décadas antes. Barney quería que su hijo, el cual tenía pasaporte argentino, volviera a familiarizarse con el castellano ya que era muy factible que, al año siguiente, tuviera que hacer el servicio militar obligatorio, por lo que le parecía importante que practicara su idioma natal y esté preparado para asumir tal compromiso de la mejor manera. Por otra parte, es probable que el hecho de que regresara y ocupe un puesto en la compañía familiar haya sido una decisión de Barney para que su primogénito tomara conciencia de cuánto costaban las cosas y que la suya era una situación de privilegio. Lo cierto es que, finalmente, Dominic no fue sorteado, volvió a Estados Unidos, profundizó sus estudios de guitarra con profesores particulares e ingresó a la prestigiosa academia Berklee. Respecto de su paso por esa institución dijo alguna vez: “Lo que más recuerdo no es tanto la música y la armonía, sino lo que significaba ser un músico. Por primera vez en mi vida estaba rodeado de gente que era como yo, muy serios con el asunto. Aprendí sobre el temperamento de los músicos”.
Mientras completaba su formación musical, Dominic armó sus primeras bandas y consolidó un estilo versátil y desprejuiciado con el que, sin renunciar al rock, también podía tocar con soltura desde pop y jazz hasta ritmos folclóricos. Dentro suyo resonaba toda esa información que había oficializado como banda sonora de su infancia. “En algún lugar de mi cuerpo están los Stones, los Beatles y Creedence, pero también la música folclórica, que le gustaba a mis padres… la Misa Criolla, de Ariel Ramírez, por ejemplo, y esa forma de componer ¿no?... la zamba también, sobre todo a partir de las que cantaba Mercedes Sosa”, confesó Miller en una entrevista. “Eso se destaca en mí, porque el rocanrol me encanta, pero es algo más genérico en el mundo, en cambio el folclore es más de cada lugar, porque viene de la tierra”.
Su suerte cambió para siempre cuando audicionó para Sting. Cuenta la leyenda que el líder de The Police le pidió que tocara alguna de sus canciones, a lo que Dominic respondió que no se sabía ninguna. Esa mezcla de arrogancia y desfachatez cautivó al músico inglés, así que decidió continuar con la prueba, le pidió al oriundo de Hurlingham que improvisara algo y el resultado fue increíble: ambos tuvieron una química instantánea. Desde entonces, Miller acompaña a Sting en cada escenario y se tornó una pieza vital de su propuesta sonora. Prueba de ello es que el argentino fue el coautor de “Shape of my heart”, acaso su tema más famoso. Sobre el proceso creativo de dicha composición, dijo Dominic: “Lo escribí como un ejercicio para mí. Fue Sting quien reconoció su potencial como canción, así que por supuesto estuve de acuerdo. Es un ejemplo más de lo que escribo sin ser especialmente original. Pero es la fuente, mis influencias vinieron por ahí, y luego la genialidad de Sting como letrista”.
Ser el guitarrista de Sting le permitió a Dominic Miller desarrollar una prolífica carrera que incluye colaboraciones con algunos de los grupos y solistas más destacados a nivel global. La lista de artistas con los que trabajó es verdaderamente inabarcable. Por citar apenas algunos nombres, podemos mencionar a Level 42, Tina Turner, Backstreet Boys, Phil Collins, Paul Young y Luciano Pavarotti. Asimismo, Dominic jamás descuidó su proyecto particular, que mantiene activo editando discos de manera regular y haciendo giras internacionales. Sus composiciones son una síntesis perfecta de la herencia anglosajona y sus raíces latinoamericanas.
La primera vez que Miller vino a tocar a Buenos Aires con Sting, en los 90, luego del recital, invitó a los hermanos Taylor al hotel donde se hospedaba. Era un edificio moderno cerca de Retiro y justo esa vez también estaba presente Charly García. Esa noche, en uno de los pisos, se celebraba una boda y había una banda de covers. La novia, sorprendida, le pidió al ex Serú Girán que por favor tocara en la fiesta, así fue que junto a Dominic y Mike, su vecino de Hurlingham que estaba allí de casualidad, improvisaron un memorable show privado. Nadie lo podía creer.
Miller siempre mantuvo contacto con los Taylor. A tal punto de que cuando ellos estuvieron de paseo por Inglaterra, pararon en su domicilio. Todas las veces que el músico regresa al país suele mandarle invitaciones para sus conciertos y, si su agenda se lo permite, es común que se reúnan a comer asados con extensas sobremesas en las que no faltan anécdotas de ese pasado compartido en Hurlingham y, obviamente, largas guitarreadas.
En la actualidad, Dominic sigue girando alrededor del planeta, es uno de los músicos sesionistas más requeridos de la escena mundial y, por supuesto, continúa siendo el socio creativo de Sting, a quien acostumbra llamar como el hermano mayor que nunca tuvo: “Cuando lo conocí, ambos sabíamos que estábamos hechos el uno para el otro. Es como cuando sabés que estás con la pareja adecuada. Me encanta trabajar con él y nunca me aburrí o me sentí complaciente. Incluso después de treinta años me pellizco todos los días por la suerte que tengo de trabajar con él”. hcxc
Por: Isaac Castro / Producción: Hurlinghamcxc
Fotos 1 y 2: dominicmiller .com
Agradecimiento: a Pampa Risso Patrón y Enrique Daffunchio